15/05/2021

Tiende tu mano

No podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento de tantas personas que viven situaciones de emergencia humanitaria

No son pocas las crisis humanitarias que existen en nuestro mundo que apenas nadie recuerda. La gran cantidad de información que hoy en día tenemos a nuestra disposición hace que los conflictos que ocurren en numerosas partes del mundo no sean relevantes para salir en los medios de comunicación. El sufrimiento de muchos seres humanos se nos hace invisible y olvidamos por todo lo que están pasando algunas comunidades y pueblos. Ignoramos qué está pasando en nuestro mundo, en nuestra casa común, y no nos preocupamos de las terribles consecuencias que padecen muchas personas en todo el planeta.

Debemos hacer efectiva la Dimensión Universal de la Caridad como parte de nuestra misión. No podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento de tantas personas que viven situaciones de emergencia humanitaria, cómo los desastres naturales o los conflictos armados, y las consecuencias que conlleva para los territorios, pueblos, comunidades y personas que sufren la desigualdad, las crisis climáticas, la violencia, la movilidad humana forzada…

La Confederación Cáritas Española está presente en muchos lugares del mundo acompañando a nuestras Cáritas hermanas y trabajando junto a ellas apoyando proyectos y programas en diferentes líneas prioritarias de actuación como son: el derecho a la alimentación, la acción humanitaria, la construcción de paz, el cuidado de la creación, la movilidad humana y el fortalecimiento institucional.

En el día Mundial de la Asistencia Humanitaria celebrado el 19 de agosto, desde Cáritas Española apelaban a que no cerrásemos los ojos ante las crisis olvidadas o invisibles. Llamamiento que reiteramos y hacemos extensivo, no solo en ese día señalado, sino a lo largo de todo el año.

Cerrar los ojos no significa que desaparezcan las crisis humanitarias. Como cristianos, como Iglesia y como personas, no podemos mirar hacia otro lado. Somos familia humana que habita la misma casa común.

 

Somos Iglesia, y como tal estamos llamados a construir el Reino de Dios, a buscar el bien común y trabajar por él, y en una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones”. (Benedicto XVI. Cáritas in Veritate, 5)