Noticia08/08/2018

Nueva denuncia de Cáritas Ciudad Real sobre la gran vulnerabilidad de los temporeros

Alerta de cómo, sin haber llegado a la mitad de la campaña agrícola, son muchas las personas que viven en condiciones infrahumanas .

Ante las últimas noticias aparecidas en estas semanas sobre el tema de temporeros, Cáritas Diocesana de Ciudad Real vuelve a denunciar la situación en la que viven estas personas.

En varias localidades de la diócesis, Cáritas Ciudad Real ya ha empezado a atender a personas temporeras y está comprobando cómo, sin haber llegado aún a la mitad de la campaña, ya se puede observar que este año son más las personas que viven y duermen en el campo en condiciones infrahumanas.

Quizás esto sea lo más visible de cara a la sociedad, pero detrás hay mucho más y todo está interrelacionado. ¿Cómo es posible que personas que están trabajando y ganando un sueldo vivan tirados en el campo o en una nave, en condiciones insalubres?

Evidentemente a esta situación se llega por diversas causas y al final las personas más débiles, los que se encuentran en situaciones más desesperantes y de mayor exclusión, son sobre los que recaen los mayores abusos.

Cáritas Ciudad Real lleva muchos años recordando la “vía de escape” que supone el no tener recogido en el Convenio del Campo de Ciudad Real la obligatoriedad de dar alojamiento a las personas temporeras; esto supone que muchos de ellos no pueden acceder a alojamientos dignos por falta de ingresos, que haya personas que se aprovechen y enriquezcan alquilando casas, naves o locales con precios abusivos, donde viven las personas hacinadas y con gran falta de higiene, y que muchos opten por vivir en el campo, en tiendas de campaña o en asentamientos improvisados.

A esto se debe añadir la persistencia de condiciones abusivas, como son jornadas de trabajo de hasta 13 horas; el pago de jornales por debajo de lo establecido; que, aun teniendo contrato de trabajo, no se cotiza por los temporeros todos los días que han trabajado; que se les cobra por ir al lugar de trabajo; y que existen intermediarios o mafias que se quedan con parte del salario, llegando, en algunos casos, a retener la documentación de la persona temporera y a amenazarlo.

Unidas todas estas circunstancias, el resultado es desolador: un escenario marcado por los abusos, la explotación, la miseria y una exclusión intolerable. Esta es, desgraciadamente, la realidad que viven a día de hoy muchas personas temporeras en el campo de Ciudad Real.

Para atajar esta realidad, Cáritas reclama el diálogo y el trabajo conjunto de muchas entidades e instituciones, desde la Administración pública y la Inspección de Trabajo hasta los sindicatos generales y sindicatos agrarios, los cuerpos y fuerzas de Seguridad y las entidades sociales.

Como ciudadanos, no podemos seguir mirando hacia otro lado ni seguir consintiendo lo que está pasando en nuestro campo. Por supuesto, tampoco podemos acostumbrarnos.

Campaña de Temporeros 2018

Como cada año, Cáritas Diocesana de Ciudad Real ha puesto en marcha su Campaña de Temporeros 2018, bajo el lema “Escucha su historia. Todos somos necesarios”, con el que se pretende dar a conocer la historia, pensamientos, expectativas, sufrimientos y decepciones de las personas temporeras. El objetivo es sensibilizar a toda la sociedad sobre las situaciones de exclusión y de vulneración de derechos que están sufriendo estos trabajadores, para cambiar la mirada hacia ellos.

La Campaña de Temporeros no es únicamente un dispositivo en el que Cáritas, sola o en coordinación con otras entidades, organiza la ayuda que se va a prestar durante los meses de recolección, sino que también supone la denuncia de la situación en la que muchas de estas personas viven o los abusos que se cometen.

Durante la Campaña, Cáritas Ciudad Real organiza, en diversas localidades de la diócesis, distintos dispositivos de atención y acogida a personas temporeras que llegan en busca de trabajo, con objeto de ofrecer respuesta a necesidades básicas como alimentación, aseo personal, higiene, ropa o calzado.

Además, voluntarios y trabajadores escuchan los problemas que plantean –casos de abuso, precariedad de las condiciones de trabajo, falta de alojamiento— y aportan información o asesoramiento sobre cada situación y cuáles son los recursos locales disponibles, además de trabajar con la comunidad local para facilitar su acogida a los temporeros agrícolas.

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