Voluntariado13/09/2022

Los voluntarios jóvenes terminan el Camino de Santiago unidos en el espíritu de Cáritas

"Este Camino nos ha demostrado a los jóvenes que son muchos los corazones que nos unen y que no estamos solos en la tarea del voluntariado"

Hay miles de motivos por los que uno se pone en camino, a veces la necesidad de desconectar, quizá por descubrir otros lugares o simplemente por querer rozar la libertad con la yema de los dedos.

El pasado 24 de agosto 30 jóvenes voluntarios de 15 Cáritas Diocesanas distintas, bajo el lema Juntos: Actuemos hoy por un mañana mejor, comenzamos nuestro Camino con la intención de conocer la realidad social y los diferentes proyectos tanto de las Cáritas diocesanas por las que transitamos (Lugo y Santiago) como de las diocesanas a las que pertenecen los diferentes voluntarios participantes.

En total 10 días en los que hemos tenido la oportunidad de conocer otras perspectivas e ilusiones, 10 días en los que Cáritas Española ha colocado en el centro al Voluntariado Joven y nos ha dado voz para contar nuestras ideas, experiencias y dudas.

En las horas caminando, y en los necesarios tiempos de descanso, hemos ido tejiendo a lo largo de los días un grupo maravilloso de jóvenes que se han convertido en buenos amigos, un grupo en el que a pesar del cansancio, el dolor, las ampollas y las flaquezas, nunca faltaron las risas, las sonrisas, los mensajes de ánimo y los abrazos.

No son pocas las veces que hemos escuchado que Cáritas es la unión de corazones, y este Camino nos ha demostrado a los jóvenes que son muchos los corazones que nos unen y que no estamos solos en la tarea del voluntariado.

El Camino de Santiago nos ha permitido conocer y conocernos a nosotros mismos y a las personas con las que hemos ido compartiéndolo. Los kilómetros que fuimos dejando atrás se llenaron de las historias, vivencias y anécdotas que escuchamos unos de otros. El caminar ha sido el reflejo de la vida misma, cada uno con sus limitaciones, dificultades y ritmos, pero siempre unidos por el espíritu del compañerismo y el amor.

Desde los primeros encuentros y el viaje en bus que nos llevaría hasta Galicia, cuando aún debíamos superar la timidez y el vértigo de emprender esta aventura; pasando por los momentos en que nos hacíamos conscientes de que existen varios tipos de mochilas, muchas veces invisibles pero no por ello menos pesadas, compartiendo mesa desde el desayuno a la cena, admirando las vistas al llegar desde Sarria a Portomarín; superando el calor en nuestra llegada a Palas de Rei, en una etapa donde aprendimos el valor que tiene apoyar a cada uno de nuestros compañeros, ya amigos, y no dejar a nadie atrás.

O emprender el paso hacia Melide, no solo con el aliciente de probar el delicioso pulpo sino también pensando cuáles son las piedras, tanto tangibles como metafóricas, con las que tropezamos o que incluso nos impiden avanzar como quisiéramos. Después alcanzamos Arzúa y fuimos bienvenidos en un pequeño pueblo vecino donde comprobamos que Cáritas es también las pequeñas comunidades de personas que sin fama ni pretensiones tienden sus manos y aprecian el valor del voluntario.

En O Pedrouzo ya se respiraban las ganas de alcanzar el deseado Santiago de Compostela, el final de un Camino. Y haciendo acopio de nuestras últimas fuerzas, el 30 de agosto pudimos admirar la vista desde donde por vez primera se divisa la Catedral de Santiago, el Monte do Gozo, para así unas horas después entrar por la Puerta del Peregrino a la Plaza del Obradoiro enarbolando orgullosos el emblema de Cáritas.

Nos vamos convencidos de que el camino no termina en Santiago y que la tarea más difícil es la que viene ahora, la de llevar lo aprendido a cada una de nuestras diocesanas.

Quisiéramos emplear también estas líneas para agradecer una vez más el enorme trabajo y esfuerzo realizado por el grupo motor y los técnicos, que han demostrado una enorme capacidad de organización y sin los que el Camino jamás habría sido posible. También mandar un mensaje de cariño especial a las Diocesanas de Lugo y Santiago que con tanto mimo y atención nos han acogido durante estos días. Ultreia y ¡Buen Camino!