Acción social28/06/2022

“Tengo 87 años y seguiré colaborando con Cáritas en lo que pueda”

Matilde Martín Felipe lleva 70 años como voluntaria de Cáritas en la parroquia de San Bartolomé de Tejina (Tenerife).

Esta tinerfeña que acaba de cumplir 87 años llegó a la Cáritas Parroquial de San Bartolomé de Tejina en la década de los 50 cuando tenía 17 años. “Desde niña iba a la Iglesia, mi madre me inculcó ir a misa y a la catequesis, si no no había cine”, recuerda.

Matilde inició su vinculación a la Acción Social primero en la denominada Acción Católica y luego con los repartos de la “Ayuda Americana” de leche y ropa junto a “Doña Úrsula”, una de las primeras personas que empezaron con Cáritas en su parroquia. “Mi vinculación a Cáritas fue por el compromiso con la parroquia, por el deseo de servir en lo que se necesitase”, expone Matilde.

Durante todo este tiempo, Matilde ha trabajado en el ámbito de la acogida y la asistencia. Este programa se dedica a dar respuesta a las necesidades básicas y más urgentes de las personas que golpean las puertas de las Cáritas parroquiales.   

“Para mi Cáritas es muy especial porque se trata de acompañar a las personas que de verdad lo necesitan. Y lo más bonito ha sido la acogida. Yo me he emocionado muchas veces porque la gente te cuenta sus penas. Necesitan expresar lo que les pasa y lo importante es saber escucharlas”, afirma.

Muchas de las personas que Matilde ha acompañado estos años han sido jóvenes con problemas de adicción a las drogas. En este sentido, recuerda con mucho cariño a un chico joven, que hace algunos  años después de estar un tiempo en Tenerife, volvió a su tierra natal, Sevilla. “Pasó por la parroquia para despedirse y me dijo: ‘No vengo a pedir nada, solo a darle un beso y un abrazo, en agradecimiento a todo lo que hizo por mí’”. Para ella, ese beso y ese abrazo fue como si se lo hubiese dado “el mismo Jesucristo”.

70 años de voluntariado han dado para mucho. Matilde ha pasado muchas épocas de crisis donde la demanda de ayuda ha ido en aumento. Sin embargo, el punto de inflexión lo vivió con la pandemia. “La pandemia ha modificado la acción de Cáritas, porque en muchos momentos no hemos podido estar cerca de la gente; y ha sido difícil, porque para mí lo más importante en Cáritas es la acogida, el poder hablar, sonreír y abrazar a las personas”, subraya.

A sus 87 años, y a pesar de que ha tenido que dar un paso a un lado en los últimos meses, Matilde afirma que seguirá colaborando con Cáritas “en lo que pueda”, aportando su experiencia y cariño.

“Por mi edad y la situación en la que nos ha dejado la pandemia, ya no podré seguir haciendo la misma labor de voluntariado que antes, pero seguiré ayudando en todo lo que pueda, porque todo lo que hago lo hago por mi entrega a la Iglesia a la que pertenezco”.

Esa labor de acogida y acompañamiento que ha desempeñado Matilde durante más de 70 años, hizo que incluso la comunidad parroquial le brindase un homenaje el pasado 27 de marzo, como reconocimiento a todos estos años de entrega a la parroquia, como catequista y como voluntaria de Cáritas Diocesana de Tenerife.

“Ser voluntario es una vocación. Tiene que gustarte y tener mucho espíritu de acogida de saber entender a las personas. Cáritas es una de las labores más bonitas de la Iglesia”.