Cooperación internacional31/01/2020

El trabajo en Venezuela ya no es suficiente

El marco de la acción humanitaria impuso importantes retos para la Iglesia Católica en el país durante el año pasado.

En un escenario altamente politizado, con cuatro años consecutivos de destrucción económica, y graves problemas sociales donde se evidencia el deterioro de la situación nutricional asociada a la insondable barrera de acceso a los servicios públicos (especialmente a la electricidad y el agua, desde el apagón nacional); a una caída brusca de la cobertura de los CLAP (del 93% al 42%) y a las dificultades para el acceso a combustible y transporte. La Iglesia a través de Cáritas de Venezuela y sus más de 500 Cáritas parroquiales, 33 Cáritas Diocesanas y más de 20.000 voluntarios en el territorio nacional, ha multiplicado su servicio, se ha reinventado para poder jugar un papel protagónico a manera de asistir y dignificar a un porcentaje de los más de 7 millones de venezolanos que hoy son considerados vulnerables en nuestro país. La crisis que vive Venezuela hace que Cáritas utilice gran parte de su servicio en proyectos de Ayuda Humanitaria.

Durante un 2019 marcado por el aumento de la diáspora que según ACNUR llegó a 4,6 millones de venezolanos, en el último trimestre el aumento del desplazamiento hace de Venezuela un lugar complicado para que los vulnerables se mantengan con calidad de vida, erosionando aún más la capacidad de la gente para sobrevivir. Todos estos ingredientes complican y multiplican el trabajo de cualquier organización social.

Junto, a importantes organizaciones sociales del país, hemos colaborado estrechamente con el Plan de Respuesta Humanitaria creado por las Agencias del Sistema de Naciones Unidas, así como también hemos contribuido a las iniciativas de la Iglesia para la articulación de estrategias de visibilidad y trabajo conjunto.

Cáritas llegó a más de 6.000.000 de habitantes a través de múltiples servicios directos e indirectos: acompañamiento, alimentación, jornadas de salud, nutrición, medicamentos, transferencias, agua e higiene y formación, entre otros.

Todo el trabajo que hicimos en el 2019 sigue siendo necesario, pero ya no es suficiente, la escala y la naturaleza lenta de la emergencia que hoy vivimos nos está mostrando un desgarro y una necesidad más profunda, por lo tanto, el objetivo hoy no sólo puede ser responder a la necesidad de seguir salvando vidas en estado de mediocridad. Se sobrepone a la necesidad de protegerla en su vulneración más violenta, que pone en riesgo la dignidad de una nación y menoscaba nuestro capital humano para la construcción de un futuro.

 “En el 2020 Cáritas debe trabajar por el socorro, por la reconstrucción, por los derechos humanos y por la reconciliación de nuestro país”

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