Venezuela, las mil caras de una crisis

La crisis en Venezuela tiene muchas caras. La que más preocupa (y ocupa) a Cáritas de Venezuela es la falta de garantía de los derechos a la alimentación y a la salud, especialmente de niños y niñas y mujeres embarazadas y lactantes.

Cáritas de Venezuela compagina la asistencia humanitaria a las personas que acuden a las Parroquias, con el estudio y análisis de la situación de nutrición y salud de la población atendida, y la incidencia política sobre el Gobierno nacional y la comunidad internacional. En el discurso, lo que más preocupa al Gobierno y a la oposición son las personas, pero esto no se traduce todavía en un acuerdo amplio que ataje las causas de la crisis y genere soluciones duraderas.

Desde el último examen ante el Consejo de Derechos Humanos en la ONU (noviembre de 2016) la situación se ha agravado, no solo por la pandemia, sino porque las medidas adoptadas por el Gobierno no garantizan la disponibilidad y accesibilidad de alimentos y medicamentos en condiciones de igualdad para todas las personas y especialmente para los hogares en más vulnerables. A esto se añade la precariedad en el suministro de servicios públicos básicos, especialmente los esenciales para producir y preparar los alimentos como son la gasolina, el gas doméstico y el agua.

La población sigue saliendo del país como un goteo incesante (más de 6 millones de personas han abandonado Venezuela desde el inicio de la crisis), y estas personas que antes de la pandemia enviaban remesas que permitían subsistir a sus familiares, han dejado de hacerlo.

El final de 2021 e inicio de 2022, sin embargo, permite mantener viva la esperanza de una mejora de la situación. Desde el mes de agosto se desarrolla en México una mesa de diálogo entre Gobierno y oposición que podría sentar las bases de una salida negociada a la crisis. Por otra parte, las victorias de candidatos alternativos en las últimas elecciones regionales marcan un hito en el ejercicio de la democracia venezolana.

Foto. Cáritas de Venezuela