«Una vivienda, un hogar»
Impulsado por Cáritas y la Fundación Amancio Ortega, el programa para ayudar a personas vulnerables a hacer frente a los gastos de su vivienda cumple dos años.
Cáritas y la Fundación Amancio Ortega impulsaron, en julio de 2023, el programa “Una vivienda, un hogar”, en el que participaron 68 Cáritas Diocesanas. El objetivo era acompañar a personas en situación de vulnerabilidad o en exclusión social que tuviesen problemas para hacer frente a los gastos derivados de su vivienda.
Sin acceso a vivienda
Conocemos los problemas en el acceso a una vivienda digna que España atraviesa. Según datos de FOESSA, en 2022 se destinaba el 52% del sueldo bruto al pago del alquiler; en 2023 se incrementó hasta el 63%. Durante este tiempo el sueldo ha subido un 12%, mientras que el precio del alquiler lo ha hecho un 44% y el de compra un 51%. Para muchas personas, acceder a una vivienda o mantenerla es una pesadilla que se repite cada día.
Un proyecto con impacto
Por eso, dos años más tarde del inicio del programa «Una vivienda, un hogar», en Cáritas valoramos muy positivamente este proyecto por el impacto tan grande que ha tenido en las personas acompañadas.
“Tenía un trabajo muy precario en esos momentos que apenas me ayudaba a mantener la habitación. Las deudas me generaban estrés e incluso tenía taquicardias. Estaba muy desesperada. Gracias a este apoyo económico pude afrontar esos momentos tan difíciles, y ahora tengo un empleo. La ayuda vino cuando más la necesitaba”, cuenta Begoña, nombre ficticio de una participante de Cáritas Bilbao
Esa misma angustia la sufría una participante de Cáritas Ciudad Real: “Recibía presiones del casero de la vivienda, no podía dormir y todo el día me lo pasaba llorando y pensando en cómo pagar el alquiler y la luz. Tenía miedo de que me echaran a la calle con mi niña de siete años. Gracias a Cáritas y a las ayudas que me han dado, mi hija me ve bien, siento un gran alivio y tengo fuerzas para seguir luchando y buscando trabajo’’.
Más estabilidad
En efecto, el impacto de este programa para las personas ha sido muy grande. El tener cubiertas las necesidades de alojamiento ha supuesto una mejora en su estabilidad económica y emocional, permitiendo que se enfoquen en otros aspectos de su vida, como procesos formativos y/o de orientación laboral, búsqueda de empleo, educación de sus hijos… En definitiva, pueden centrase más en mejorar su bienestar personal.
“Esta ayuda ha contribuido al bienestar de toda mi familia. Mi cocina no era un lugar seguro, ni agradable, porque dormíamos con miedo y asco por la presencia de cucarachas. Ahora nos sentimos más motivados y mantenemos una relación familiar más saludable. Esto nos devuelve la dignidad y la esperanza. Hemos ganado en seguridad’’, concluye una persona participante de Cáritas Jerez.