Una historia esperanzadora desde Cisjordania, distrito de Belén
En medio de la incertidumbre y las heridas que deja la guerra, la historia de M.M., un padre de familia de la aldea de Wad Fukin, se ha convertido en un símbolo de esperanza y superación. Gracias al proyecto “Desarrollo socioeconómico, inclusivo y sostenible en el distrito de Belén”, lo que antes era una tierra estéril hoy florece con nuevas oportunidades. Su experiencia demuestra que, con apoyo y compromiso, es posible transformar la pérdida en futuro.
En la tranquila aldea de Wad Fukin, M.M de 45 años y padre de tres hijos, dependía de trabajos en el mercado israelí para mantener a su familia. Con el estallido de la guerra, su empleo se interrumpió repentinamente dejando a la familia sin una fuente de ingresos estable y con perspectivas de futuro inciertas.
La historia de M.M dio un giro radical al ser seleccionado como participante del proyecto «Desarrollo socioeconómico, inclusivo y sostenible en el distrito de Belén con un enfoque en la participación y la promoción de los derechos humanos«. Su inclusión en la iniciativa marcó el inicio de un camino que, no solo le devolvería la vida, sino que también lo reconectaría con su tierra.
Con una parcela de 1.500 metros cuadrados, M.M tenía los recursos, pero no los medios, para cultivarla. Gracias al proyecto, se araron y desbrozaron 1.200 m2 para el cultivo de plantas medicinales. El terreno se aseguró con una valla protectora y una puerta para garantizar el acceso seguro. Se proporcionaron herramientas agrícolas esenciales, fertilizantes y plántulas de salvia de alta calidad, además de un tanque de agua y un sistema integral de riego para promover la agricultura sostenible.
En febrero de 2025, M.M plantó 3.900 plántulas de salvia proporcionadas por el proyecto y añadió 2.000 más por iniciativa propia, demostrando no solo dedicación, sino también un creciente espíritu emprendedor. En tan solo tres meses, sus esfuerzos comenzaron a dar frutos. A mediados de agosto, M.M había cultivado con éxito un total de 445 kilogramos de salvia, con rendimientos mensuales de 243 kilogramos en junio, 192 kilogramos en julio y 10 kilogramos a mediados de agosto. De esta cantidad, vendió 422 kilogramos, generando 1533 NIS en junio y 1250 en julio, estableciendo así una nueva y estable fuente de ingresos para su hogar.
Si bien la mayor parte de la cosecha se vendió a un comerciante, otra parte se vendió directamente en el mercado local y una pequeña cantidad se conservó para el consumo familiar.
Hoy, M.M se erige como uno de los primeros casos de éxito del proyecto. Es un ejemplo de cómo el acceso a recursos, capacitación y apoyo puede transformar la vulnerabilidad en resiliencia. Lo que antes era tierra baldía ahora es una fuente de dignidad, ingresos y esperanza.


