Cooperación internacional29/10/2024

“Una hambruna en Mozambique te expulsa de tu tierra”

Guadalupe Morales, voluntaria de Cáritas Diocesana de Plasencia, relata su visita a un proyecto de derecho a la alimentación en una de las provincia más pobres de Mozambique.

Me llamo Guadalupe Morales y soy voluntaria de la Cáritas Parroquial de Jarandilla de la Vera (Cáceres), que pertenece a la Diócesis de Plasencia. Recientemente tuve la oportunidad de visitar un proyecto de derecho a la alimentación en Inhambane, una provincia de Mozambique en la que la pobreza y la indefensión alcanzan un grado difícil de comprender desde nuestra cultura y nuestro bienestar.

Mozambique es un país rico en recursos naturales pero sus habitantes no pueden disfrutar ni de los derechos más elementales; aquellos que aportan dignidad a la persona, como el de la alimentación, vivienda, educación, sanidad…

Por el derecho a la alimentación

El proyecto atiende las necesidades básicas de la población más vulnerable, e incluye actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería, la alimentación, la higiene y la potabilización de agua. Esas actividades se complementan cerrando un círculo que se vuelve a recorrer después de cada cosecha: primero hacen pozos para tener agua; con el agua siembran; los técnicos de campo les enseñan cómo cultivar mejor; las cosechas son más abundantes; con los productos -acelgas, lechugas, calabacín, zanahorias y cebollas, principalmente- mejoran su alimentación; si hay excedentes pueden venderlos; y con ese dinero, compran semillas. Y la rueda vuelve a girar.

Los técnicos de campo, la dietista –que les enseña a cocinar con productos de la zona y del huerto– y el director técnico, pertenecen a la etnia de esta zona. Todos hablan la misma lengua, «bitonga», y forman parte de la comunidad y de Cáritas Inhambane.

Una tierra esquilmada por la sequía

Las personas beneficiarias del proyecto saben que no podrán sembrar si no llueve y que la tierra está esquilmada por la sequía. Están resignados a sufrir hambre de nuevo. Pero los que sabemos que la hambruna les expulsará de sus tierras hacia otra tierra que no será de promisión, callamos ante ellos, rezamos para que llueva y apretamos los puños para que continúe este proyecto que les puede salvar de un horror que no pueden ni siquiera imaginar.