Acción social01/03/2023

Un viaje al origen de las rutas migratorias

Tres personas de las Cáritas de Sevilla, Girona y Barcelona nos cuentan su inmersión en Senegal a través del Proyecto Pasarela.

El pasado mes de enero, tres técnicos de Cáritas de Barcelona, Sevilla y Girona, tuvimos la oportunidad de participar, durante dos semanas, en una inmersión en Senegal. Viajamos a las ciudades de Dakar, Ziguinchor y Kolda. Allí, con educadores y trabajadores sociales de Mali, Francia e Italia, conocimos de primera mano el contexto socioeconómico del país, la realidad de la protección a la infancia, y el trabajo social y de acompañamiento que realizan diferentes entidades sociales y la Administración. En definitiva, pudimos comprender la realidad y las dificultades de estos jóvenes, así como la de sus familias.

Crear puentes

Este viaje se enmarca dentro del proyecto Pasarela. Este es un proyecto que comienza en 2019 gracias a la implicación de diferentes entidades europeas que trabajan con adolescentes y jóvenes migrantes no acompañados, con la finalidad de fortalecer el acompañamiento social y educativo de estos chicos y chicas a partir del intercambio de conocimientos y experiencias de intervención.

Como su propio nombre indica, este proyecto busca crear puentes (pasarelas) entre países de origen (África del Oeste) y de destino (Europa). Las entidades participantes son Futur Au Présent Internacional (franco-senegalesa), la Fundación Auteuil de Francia, Per Esempio de Italia, la Asociación Jeunesse e Développement de Mali y Cáritas Española.

Esta red transnacional ha reunido a trabajadores y educadores sociales para compartir y generar el intercambio de buenas prácticas. Diferentes Cáritas Diocesanas (Barcelona, Girona, Murcia y Sevilla) con trayectoria y experiencia en el acompañamiento a jóvenes migrantes no acompañados se han implicado en el proyecto Pasarela.

Qué hemos hecho

Durante el viaje tuvimos la oportunidad de:

  • Charlar con chicas y chicos atendidos en diferentes proyectos educativos donde reciben una educación básica para que no tengan que trabajar en la economía informal siendo aún muy pequeños.
  • Conocer a personas que han fracasado en su proceso migratorio y se han acogido a un retorno voluntario a su país, frente al miedo de ser repudiados o arrinconados por sus propias familias y comunidades.
  • Conversar con personas refugiadas y migrantes de otros países africanos que se encuentran atrapadas en Senegal, malviviendo en la gran capital, sin trabajo ni hogar estable, sin oportunidades para continuar el viaje ni asentarse en el país.
  • Participar en grupos de discusión con jóvenes sobre las realidades y consecuencias de la migración clandestina, sobre el llamado “sueño europeo” y sobre las ilusiones y expectativas de su vida en clave de futuro.
  • Intercambiar experiencias de intervención con trabajadores sociales senegaleses que día a día acompañan a niños y niñas y sus familias para que tengan mejores oportunidades de futuro en su propio país.
  • Visitar domicilios de familias sin muchos recursos que acogen a menores de otros familiares en sus casas.
  • Ir a pequeños talleres donde jefes y encargados se implican en un proyecto de empleabilidad para formarse en derechos de la infancia y tener un apoyo para dar una mejor formación ocupacional a jóvenes aprendices, rompiendo maneras de hacer muy arraigadas.
  • Debatir con educadores sociales que trabajan para mejorar la salud y la vida cotidiana de los niños y niñas que viven en las calles.
  • Conversar con un juez que, aun con criterio de justicia social y voluntad, no dispone de los recursos y medios necesarios para garantizar procesos de reinserción, de recuperación ni de protección a la infancia en la región.
  • Entender la importancia que tiene la medicina tradicional, la cultura y las prácticas de cada región en el acompañamiento psicosocial y el bienestar físico y emocional.

El derecho humano a migrar

En los encuentros con jóvenes hemos apreciado la tesitura que significa el deseo de migrar que tienen muchos de ellos, con el de permanecer en su país, junto a sus familias. En ambos casos, la finalidad es la misma: poder ayudar a mejorar la vida de la familia.

Tras la inmersión en Senegal, llegamos a la conclusión de que haber participado en este viaje ha sido una experiencia vital que seguramente nos marcará para siempre. Venimos convencidos de que Cáritas debe seguir apostando por el acompañamiento a estos jóvenes y la defensa de la garantía del derecho humano a migrar y buscar un futuro mejor.