Acción social29/07/2021

Trabajos en Beneficio de la Comunidad: una alternativa a la privación de libertad

35 Cáritas Diocesanas ponen a disposición de personas condenadas a penas no privativas de libertad 304 plazas en las que tengan la oportunidad de restituir a la comunidad el daño causado.

El empeño de Cáritas Española por las personas privadas de libertad forma parte de nuestra identidad y acompañamos a más de dos mil personas durante el tiempo de condena en los Centros Penitenciarios. A la vez, pero mucho menos conocido, Cáritas Española también opta por las penas y medidas alternativas que evitan la privación de libertad y el ingreso en prisión. Evitar la cárcel y los efectos que provoca, también forma parte de nuestras prioridades.

En toda la Confederación, 35 Cáritas Diocesanas ponen a disposición de personas condenadas a penas no privativas de libertad 304 plazas en las que tengan la oportunidad de restituir a la comunidad el daño causado. En los últimos años, excepto en 2020 por los efectos de la pandemia, ha habido una media de setecientas personas que han realizado Trabajo en Beneficio de la Comunidad (TBC), evitando el ingreso en prisión y posibilitando una reflexión activa tanto sobre el comportamiento que originó la sentencia como sobre el daño causado a la sociedad y la responsabilidad en su restitución.

¿Qué valor aportan los TBC?

Constituyen una medida igualitaria, su cumplimiento no depende de la capacidad económica a diferencia del pago de una multa, por ejemplo, idéntica en dos situaciones, pero insignificante para unos y muy onerosa para otros. Lo que aportan es tiempo e implicación. Se cumple en libertad evitando la ruptura con la vida familiar, laboral y social del penado. Se promueve valores como la solidaridad, la responsabilidad y el bien común. En sí mismos, aportan un contexto preventivo de posibles delitos futuros. En situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, evitar la cárcel supone evitar, tantas veces, el peldaño definitivo hacia una exclusión difícil de revertir.

Con los TBC, también ayudamos a cambiar el punto de vista que la sociedad tiene de las personas que cometen una infracción penal. De ser consideradas una “carga social” pasan a ser una aportación a la sociedad, una oportunidad, y de una situación pasiva pasan a una activa en beneficio de otros. En sí mimos, generan en la sociedad una sensibilidad no punitiva: esto es importantísimo. En todo momento, la condena no privativa de libertad ha de contar con el consentimiento del penado lo que implica, desde el principio, una decisión libre y un contexto consciente de reparación y propositivo. En aquellos casos en los que la persona infractora ya está siendo acompañada por Cáritas, los TBC constituyen una posibilidad de continuidad del proceso sin la ruptura que implica el ingreso en prisión con las consecuencias que tiene tanto a nivel personal como familiar.

Afortunadamente, en los últimos años, la Institución Penitenciaria apuesta cada vez más por la no privación de libertad en un país, el nuestro, con una alta tasa de encarcelados por delitos menores y ligados a situaciones de pobreza, que no constituyen un “peligro” que no pueda abordarse sin el recurso a la prisión y de manera más inclusiva.

Foto de Cáritas Salamanca