Cooperación internacional08/10/2025

Tejiendo redes: historias de migración que cambian políticas

Valeria y Rose ponen rostro y voz a la realidad de la migración en Latinoamérica

A veces una agenda se escribe sola: cuando las personas que cruzan fronteras se ponen en el centro de la sala, las políticas dejan de ser abstractas y empiezan a tener nombre, rostro, trayecto y horizonte.

Poco antes del Jubileo de los Migrantes (que tuvo lugar la pasada semana en Roma) Cáritas Española participó en dos encuentros en Brasil: el del grupo de Movilidad Humana del SELACC y el congreso de Migración y Refugio de Cáritas Brasileira. De ambos emergió una misma idea fuerza: la migración es un fenómeno global, intercontinental y dinámico. Quien hoy atraviesa Latinoamérica puede estar cruzando Europa en pocos meses. Esa realidad obliga a coordinar respuestas, tejer redes y convertir testimonios en decisiones.

Historias de viajes

Rose, una mujer haitiana, así lo expresó durante el encuentro. Salió de su pueblo en el sur de Haití, controlado por bandas armadas. Cruzó con su familia a pie hacia República Dominicana y, tras una temporada allí, consiguió volar a Trinidad y Tobago. Desde la isla emprendió una ruta peligrosa por mar hasta Venezuela y, de allí, avanzó a pie hasta Brasil. Cáritas la orientó con información fiable, acceso a servicios y protección a través del programa Migrasegura. “Lo peor no fue caminar —contó—; fue no saber qué puerta tocar sin poner a mi familia en riesgo.” Su relato encendió una luz clara en el debate: si la información segura y la protección llegan tarde, la experiencia migratoria se convierte en sufrimiento.

Valeria, venezolana, cruzó con sus hijos por Pacaraima y vivió años duros entre trabajos informales y trámites interminables. Participó en un programa de emprendimiento de Cáritas, aprendió gestión básica y servicios de belleza y abrió una pequeña empresa de manicura y estética. Hoy tiene un buen sustento y participa activamente en espacios públicos. “Yo no quiero excepciones -dijo-, quiero reglas claras para que quien llega pueda trabajar y estudiar sin miedo.” Su historia hizo de puente entre lo urgente y lo estructural: regularización efectiva, inserción laboral y políticas locales que sostengan la integración.

Decisiones a partir de testimonios

A partir de estas voces se desgranaron decisiones operativas que se repitieron en ambos foros:

  1. Información segura y actualizada para cerrar el paso a estafas y a redes de explotación.
  2. Protección real con enfoque comunitario: documentación, escolarización y salud sin barreras para la infancia y adolescencia y mecanismos de derivación que funcionen sin laberintos.
  3. Integración económica con formación y emprendimiento, priorizando a mujeres y juventud.
  4. Incidencia basada en evidencia. Llevar datos y casos concretos a las mesas públicas para ajustar normas, presupuestos y procedimientos y que conecte la capilaridad de Cáritas: parroquias, diocesanas, equipos locales, organizaciones y redes como CLAMOR, para que las decisiones se tomen con la realidad sobre la mesa.

La dimensión intercontinental atravesó cada conversación. Las rutas cambian cada vez más rápidamente, los corredores se desplazan, los mismos actores reaparecen en distintos continentes. Por eso, la coordinación entre redes eclesiales, organizaciones sociales y administraciones es la única forma de que la protección viaje al mismo ritmo que las personas. Cuando Rose pide una puerta segura y Valeria pide reglas claras, en realidad están trazando una hoja de ruta que sirve en Brasil, en Latinoamérica y Caribe y también en las fronteras europeas.

Rose y Valeria no pidieron aplausos. Pidieron reglas, tiempos y teléfonos que funcionen. Su mensaje, nos dejó un aprendizaje sencillo y exigente: cuando las historias de las periferias existenciales tienen rostro y voz, las políticas se mueven. Y cuando las políticas se mueven la gente recupera su dignidad.