Sembradores incansables del bien
Mensaje de Vicente Martín, delegado episcopal de Cáritas Española, para este tiempo de Cuaresma.
Arrastrados por el fuerte oleaje de esta pandemia, que tantas vidas se está cobrando y orillando a muchas familias, comenzamos la Cuaresma del 2022 con el ruido de los bombardeos y el grito de los refugiados por la invasión rusa a Ucrania.
La guerra es la negación de todos los derechos. Nunca puede ser la solución. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y los pueblos (FT 257).
Y en medio de esta “locura”, un mensaje resuena con fuerza: “No nos cansemos de hacer el bien” (Ga 6,9). El papa Francisco nos recuerda que la Cuaresma es tiempo favorable para la renovación y la reconciliación porque nos conduce hacia la esperanza de la Pascua.
Evocando las imágenes de la siembra y la cosecha, se nos invita a ser sembradores, conscientes que el primer agricultor es Dios, que siembra la semilla del amor en nuestros corazones. Cada uno de nosotros, la Iglesia y Cáritas hemos de ser tierra fértil que crea las condiciones para que la semilla del bien, la justicia y la caridad germine. Y ahora nos llama a colaborar con Él en la siembra de un mundo más humano, justo y pacífico.
Ante la amarga desilusión por tantas violencias, la fatiga pandémica y el desaliento por la pobreza creciente, “no nos cansemos de hacer el bien a todos” ni olvidemos que “Dios da fuerzas a quien está cansado y acrecienta el vigor del que está exhausto. Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas” (Is 40, 29.31).
“No nos cansemos de orar” porque necesitamos a Dios. Pensar que somos autosuficientes es una ilusión peligrosa. Nadie se salva sin Dios. “No nos cansemos de luchar” contra el mal y el pecado, que tanto sufrimiento genera. La Cuaresma es un entrenamiento para luchar contra lo que nos hace daño a nosotros mismos y a los demás. “No nos cansemos de practicar la caridad activa hacia el prójimo”. Cuaresma significa compromiso, cuidados y servicios. Y no nos cansemos de ser “artesanos de la paz”, dispuestos a generar procesos de sanación y reencuentro, uniendo y no dividiendo, abriendo la senda del diálogo y no levantando muros (cf. FT 284).
Es tiempo de sembrar justicia y caridad, tiempo de trabajar por la dignidad de todos, y no desistir en buscar vías para el desarrollo humano integral. Tenemos la certeza de que “si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos”.
¡Gracias, Cáritas, por 75 años sembrando!