Cooperación internacional27/07/2022

El Sahel espera las lluvias sin estar preparado

En esta época, las tormentas barren la región africana y causan inundaciones cada vez más graves con un fuerte impacto sobre la población.

Esperar pacientemente, mirando al cielo, a que lleguen las primeras lluvias, sigue siendo una tarea crucial, que no un pasatiempo, en cualquier sociedad mayoritariamente agrícola y ganadera. Las lluvias marcan el inicio del ciclo, un momento en el que se renuevan las esperanzas. En la franja del Sahel, hace ya varios años que la llegada de la brisa cálida y húmeda que anuncia los primeros chaparrones se ha tornado también fuente de preocupación.

El cambio climático está alterando el régimen de precipitaciones y provocando cosechas insuficientes cuando las lluvias se retrasan, pastos que amarillean antes de tiempo cuando son escasas y catástrofes cuando se concentran.

En esta época, las tormentas barren la región de este a oeste y causan cada vez más inundaciones con un fuerte impacto sobre la población. La semana pasada, Cáritas Níger nos compartía las primeras imágenes de la región de Maradi y las cifras oficiales (a 21 de julio) son: 17 personas fallecidas, 24 heridas, 3.584 casas colapsadas, unas 31.000 personas gravemente afectadas, 513 cabezas de ganado arrastradas por las aguas, 135 graneros siniestrados y más de 6 toneladas de alimentos perdidas.

Levantar la cabeza y mirar al cielo se hace cada vez más angustioso. Cáritas ya se ha puesto en marcha para que las aguas no barran las ilusiones.

El grupo de trabajo de Cáritas Internationalis para el Sahel (GTCIS), en su declaración final tras la reunión anual de trabajo, nos recuerda la importancia de abordar las causas estructurales del hambre, siendo las más graves los conflictos armados y el cambio climático.

La preparación, la adaptación y la elaboración de planes de contingencia son indispensables, pero si se siguen aplazando las acciones globales de mitigación del cambio climático el esfuerzo local no será suficiente para recuperar el equilibrio perdido.

Foto: Cáritas Níger