Nuevos vecinos y vecinas
Con motivo del Día del Mundo Rural, que se celebra el 15 de mayo, Cáritas reivindica el valor de la vecindad y la hospitalidad en nuestros pueblos.
Es habitual pensar en el mundo rural desde estereotipos demasiado negativos, como la constante despoblación de pueblos y territorios, su envejecimiento, la paulatina desaparición de servicios, una economía caracterizada por la falta de inversión pública, con una visión cortoplacista y la búsqueda de la rentabilidad económica…, que generan una percepción de olvido del mundo rural, de sus gentes, de su vida y de su historia.
No obstante, también se muestra a veces una visión romántica y estereotipada pero positiva, como si fuera un paraíso natural donde todo está provisto y al alcance de todos.
Una nueva mirada
Desde Cáritas entendemos que es necesario desarrollar otra mirada al mundo rural, una mirada que reconozca todo lo que se puede aprender en él y que permita tomar conciencia de sus grandes potencialidades. Entre ellas, la llegada de nuevos vecinos y vecinas que repueblan y enriquecen la vida de muchos pueblos de nuestro territorio.
Estas personas migrantes llegan a nuestros pueblos buscando una vida mejor, muchas de ellas huyendo de la guerra, el hambre, la persecución o simplemente con la esperanza de construir un futuro digno. Son nuestros nuevos vecinos y vecinas que hoy forman parte activa de nuestras comunidades: trabajan en el campo, cuidan y acompañan a las personas mayores, llenan escuelas que estaban a punto de cerrar, reactivan la vida local, contribuyen con sus impuestos al bien común y comparten desde su diversidad cultural y espiritual.
Acoger a los migrantes
Reconocemos el derecho de toda persona a migrar y les acogemos como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho, una ciudadanía global que coloca a la persona en el centro, manifestando así su inalienable dignidad. Recogiendo la llamada de la Iglesia a ser comunidades significativas, acogedoras y misioneras en el mundo rural[1], queremos ser signos de esperanza reconociendo valores que también son propios del mundo rural:
- El valor de la hospitalidad, como dinámica de acogida e inclusión de las personas migrantes.
- El valor de la diversidad y la multiculturalidad, que reconocen y enriquecen la convivencia.
- El fomento de la cultura del encuentro, que genera comunidad fraterna y vivifica las relaciones y los vínculos.
Fuera barreras
Por ello, hoy 15 de mayo, Día del Mundo Rural, Cáritas reivindica la eliminación de todas las barreras que colocan, en muchas ocasiones, a las personas migrantes en el horizonte de la exclusión y la vulnerabilidad. Y pedimos a todos los agentes implicados, responsables políticos, organizaciones sociales y religiosas, y a la sociedad rural en general, que se impliquen en:
- Facilitar el acceso efectivo a los derechos básicos de las personas migrantes.
- Favorecer la regularización de las personas migrantes que ya viven, trabajan y contribuyen en nuestros pueblos.
- Impulsar políticas públicas locales, autonómicas y estatales que garanticen la inclusión y protección de los derechos humanos en el entorno rural.
- Favorecer la construcción de comunidades acogedoras, inclusivas y fraternales (entre iguales).
[1] Alineados como Iglesia, ofrecemos enlace al material que el Movimiento Rural Cristiano ha elaborado para este día del Mundo Rural con el título Migrantes, nuevos vecinos en los pueblos: http://ruralescristianos.org/principal.htm