Acción social10/12/2025

No soy la única que busca un lugar digno donde vivir

Sheik y su hija viven en una terraza. Su testimonio pone rostro a la exclusión que señala el IX Informe FOESSA y que afecta ya a miles de hogares.

Sheik Cubas tiene 40 años, es peruana y madre de dos hijos. Uno de ellos vive en Perú; el otro, una niña de 12 años, está con ella en España. Su realidad hoy es la de muchas mujeres que sostienen solas su hogar: trabajo precario, ausencia de red familiar, alquileres inalcanzables y viviendas indignas que aun así hay que pagar.

“Ahora estoy sin trabajo”, cuenta. “Me llaman de diferentes lados para trabajar por horas y tengo que aprovecharlo al máximo. Sostengo el hogar sola”.

La vida de Sheik no ha sido fácil desde que llegó: durmió un mes en la calle, encadenó trabajos temporales y cuidó durante cinco meses a una familia hasta que fallecieron los dos abuelos que atendía. Desde entonces, vive trabajando por horas, sin estabilidad y sin poder acceder a una vivienda en condiciones.

Hoy vive en una terraza con su hija. Un espacio abierto, sin intimidad, sin protección frente al frío o al calor, donde todo se guarda en maletas y donde duermen rodeadas de luz, mosquitos y ruido. “Es horrible vivir así. Lo peor que hay. Y encima pago entre 150 y 180 euros por ese espacio”.

A las dificultades económicas se suma la falta de documentación y la desconfianza de muchos propietarios para alquilar. “Si no tienes nómina, si eres irregular, no te quieren alquilar por miedo a que te quedes como okupa”, explica. “Hasta hoy no he conseguido un lugar donde vivir dignamente”.

Su hija, además, necesita medicación y seguimiento médico. “Intento estar pendiente, pero con lo poco que gano no me alcanza para comprarle su medicación ni para llevarla a los lugares que me pide. Eso duele como madre”.

Sin red familiar, Sheik solo cuenta con su hija. “No tengo apoyo de nadie. La única familia que tengo aquí es mi niña”. La única puerta que encontró abierta fue la de la parroquia y Cáritas. “Me han dado comida, me están ayudando a buscar trabajo. Lo que más valoro es que te escuchan, te aconsejan y te dan esperanza. Una esperanza real”.

Sheik mira al futuro con fuerza. “Me veo con un buen trabajo y con mis dos hijos a mi lado. No quiero volver a mi país porque allí no hay oportunidades. Aquí, al menos, puedo intentarlo”.

Su mensaje final es un llamamiento:

“Es injusto que tantas personas vivamos en terrazas o en casas inhabitables. No pedimos vivir gratis. Solo viviendas accesibles, acordes a lo que ganamos. Yo no soy la única que sufre por un espacio para vivir”.

La situación de Sheik no es un caso aislado. El IX Informe FOESSA alerta de que las barreras de acceso a la vivienda y la precariedad están golpeando especialmente a las generaciones más jóvenes: entre los hogares sustentados por menores de 29 años, el 15,8% se encuentra en exclusión severa y el 36,4% en exclusión total; más del doble de la media nacional. Un contexto que muestra hasta qué punto la falta de oportunidades, la vivienda inaccesible y la fragilidad laboral están empujando a miles de familias a situaciones como la de Sheik.