Los derechos humanos, nuestros esenciales de cada día
Este 10 de diciembre, Naciones Unidas nos recuerda que los derechos humanos son como una medicina, un momento especial, una vitamina del cada día
Este 10 de diciembre, Naciones Unidas nos recuerda que los derechos humanos son como una medicina, un momento especial, una vitamina del cada día.
- Porque son positivos, no sólo nos protegen, sino que también aportan alegría, felicidad y seguridad en la vida cotidiana.
- Porque son esenciales, aquello que todos compartimos, una base en común que nos une más allá de las diferencias de raza, género, creencias u orígenes.
- Porque son alcanzables, comienzan con nosotros, con las pequeñas decisiones diarias: tratar a los demás con respeto, alzar la voz frente a una injusticia y escuchar a las personas que frecuentemente son ignoradas.
Y ahí entramos en escena cada una de nosotras: las personas.
Somos los instrumentos que hacemos posible esa cotidaniedad de los derechos humanos. Cada una en su lugar, en el territorio que le ha visto nacer o donde ha tenido que migrar. Desde las acciones más simples y sencillas a las públicas y activas cuando toca salir a denunciar o reclamar.
Herramientas que la sociedad entera necesita para proteger y cuidar la casa común, para revertir los pasos agigantados hacia el cuestionamiento de los principios fundamentales de universalidad, igualdad, no discriminación e interrelación de los derechos humanos contenidos en la Declaración Universal, de la que hoy celebramos su aprobación hace setenta y siete años.
Como Juanma cuando recorre las chabolas en los asentamientos de Huelva en la certeza de que todas las personas somos iguales y debemos vivir con la misma dignidad; o Jovina, viajando desde su chacra contaminada de agrotóxicos en la Amazonía peruana hasta Ginebra, envuelta en lanas que nunca pensó iba a necesitar, para enfrentar los fríos pasillos de oficinas agotadas de escuchar “casos de vulneraciones de derechos humanos”; sin perder la esperanza, sin bajar la guardia ante la desesperación. O Adolfina, voluntaria desde hace más de cuarenta años, que las tardes de la semana que le tocan (y otras que no, también), se olvida del reloj y hace clic a su botón de “escuchadora” el tiempo que haga falta.
Listado infinito de nombres de mujeres y hombres que ponen rostro, corazón, manos y entrañas a la encomienda de transformar el mundo; haciendo que la defensa de los derechos humanos forme parte del propio respirar, de los proyectos, de los caminos para hacerlos realidad.
Somos defensoras y defensores.De la casa común.De otro mundo posible.De los derechos humanos de todas y cada una de las personas que habitan la tierra.

