Acción social08/03/2019

La mujer emprendedora, motor de desarrollo

Cáritas trabaja para fortalecer a las mujeres y reducir la desigualdad.

A lo largo de los años y a través de los proyectos que apoya en todo el mundo, Cáritas ha podido constatar que las mujeres siguen siendo más vulnerables que los hombres en situaciones de injusticia, exclusión y pobreza; pero también ha confirmado cómo se han convertido en los agentes más activos de esos proyectos de desarrollo.

Por eso, la acción de Cáritas en apoyo de la mujer tiene una dimensión global; porque ella es, por una parte, una de las principales víctimas de la desigualdad y la pobreza; pero, por otro lado, es uno de los actores más importantes en la lucha contra estas situaciones injustas.

Trabajamos, por tanto, para reducir la desigualdad entre hombres y mujeres y para fortalecer a estas, no solo por su mejora personal y profesional sino por el impacto que tiene en su entorno y comunidad.

En este post os presentamos dos ejemplos de mujeres muy diferentes y que viven a miles de kilómetros, pero que tienen algo en común: ambas se encontraban en una difícil situación y gracias a su trabajo y coraje y al apoyo de Cáritas se han convertido en referentes de empoderamiento.

Ivon Maritza, de Girona

La primera es Ivon Maritza Henao, presidenta de la Cooperativa Avancem, en Girona, que llegó a nuestro país procedente de Colombia en 2004 con muchas expectativas, pero que enseguida se encontró sin documentación y confundida, casi “invisible”. Ahora dirige Avancem, que ofrece oportunidades laborales a personas con riesgo de exclusión. Descubre más sobre su historia haciendo clic en el vídeo que está en la parte superior.

Khat Sokhim, de Camboya

La segunda de nuestras protagonistas es Khat Sokhim, de Camboya.

Khat tiene 37 años y vive en la comunidad de Trapears Rany, en la provincia de Preah Vihear, en Camboya. Khat es miembro de una cooperativa agrícola creada en el marco de un proyecto que lleva a cabo Cáritas Camboya con el apoyo de Cáritas Española y la financiación de Inditex.

Khat está casada, tiene cuatro hijos, y siempre ha trabajado en el campo. Antes de pertenecer a la cooperativa, solo tenía una hectárea de tierra, y cultivaba arroz. Una parte de la cosecha la consumía su familia y con la otra parte, que vendían a duras penas, conseguía algo de dinero para cubrir las necesidades familiares. A menudo iban al bosque a recoger frutos o pequeños animales, como ranas, para completar su dieta.

A través del proyecto de Cáritas se creó una asociación de desarrollo en su comunidad y una cooperativa agrícola. Ella se apuntó a ambas y aprovechó la oportunidad para adquirir más tierras gracias a los préstamos que le daba la cooperativa. Ahora tiene 20 hectáreas para cultivar arroz y otras 30 dedicadas a cultivar casava y anacardos. Vende casi toda su producción y sus hijos están estudiando.

El cambio que se produjo en el pueblo es enorme, muchos de sus vecinos han mejorado también. El proyecto impulsó ola formación de otras mujeres agricultoras que siguieron los pasos de Khat. Ahora ella es la presidenta de la cooperativa agrícola, y dedica mucho tiempo a formar a los agricultores sobre técnicas de cosecha y post-cosecha. Ella piensa que en su comunidad las mujeres y los hombres ya tienen el mismo acceso a la tierra y a los recursos. Su sueño es que alguno de sus hijos sea doctor o profesor.