Gestión sostenible del bosque amazónico
Cáritas apoya a las comunidades indígenas y ribereñas.
Las comunidades amazónicas tienen unas condiciones muy singulares: viven en áreas muy mal conectadas en zonas tropicales donde los suelos tienen características muy diferentes a los del resto del mundo. Cáritas se hace presente en estas zonas porque la población es frecuentemente agredida por intereses industriales legítimos y mucho más frecuentemente ilegítimos.
En efecto, los modos de vida tradicionales de las comunidades indígenas, pero también ribereñas, no encajan con las industrias que se van implantando, y los jóvenes que se quedan en el territorio son empujados a actividades extractivas o peor.
Cáritas busca alternativas para estas comunidades y estos jóvenes. Todo empieza siempre por la organización comunitaria y la formación de líderes. Se constituyen organizaciones para gestionar los espacios y los intereses de la comunidad. Se documentan las vulneraciones de derechos y se reclama el cumplimiento de la ley. Así Cáritas trabaja junto con otras organizaciones de iglesia protegiendo comunidades en las periferias.
Un nuevo modelo de explotación agroforestal
En paralelo, trabajamos para aportar alternativas de vida a la población que quiere seguir viviendo en el territorio. El modelo de explotación agroforestal es una de las respuestas que estamos dando.
El modelo es en esencia un cultivo de árboles y plantas bajas compatibles entre sí. Los árboles proporcionan sombra, materia orgánica, y madera, mientras que las plantas a ras de suelo son cosechables: cacao, cacahuete, limoncillo… A veces se quiere plantar algo que necesita sol, como el banano o la yuca, entonces se deja un espacio sin árboles y se hace. El modelo se adapta a las necesidades del agricultor.
La riqueza infinita del Amazonas
Este modelo preserva la biodiversidad del territorio, y es fundamental para la etnobotánica, que compila los usos y aplicaciones de las plantas locales. El Amazonas posee el 10% de la biodiversidad mundial y continuamente se están descubriendo nuevas especies de plantas, insectos y demás. Conservar estos saberes puede ser una excelente apuesta de futuro para estas comunidades.
El modelo funciona además como un sistema de ahorro: las plantas bajas proporcionan el sustento cotidiano, mientras que los árboles pueden cortarse en el momento en que haga falta para hacer frente a un gasto importante.
Esta gestión de la madera es mucho más respetuosa que la tala masiva que se lleva a cabo en las concesiones madereras, donde tienen un tiempo para cortar y lógicamente no discriminan los árboles más convenientes. Pensamos que, si los campesinos pudieran gestionar parcelas forestales en las que plantar y cortar árboles poco a poco, se cubriría mejor la demanda maderera y no habría que hacer concesiones sobre bosque primario que es lo que está pasando hoy en día.
Así, Cáritas trabaja con las comunidades y los campesinos: haciendo viveros y reforestando parcelas a la par que trabajando por los derechos y organizando comunidades. Hemos conseguido grandes logros, pero queda mucho por hacer y cada año es más urgente.

