Desde el alto el fuego en Gaza, el ánimo de la población oscila entre la esperanza y el desánimo. Para nuestros compañeros de Cáritas Jerusalén, como Nathalie y Abeer, el alto el fuego ofrece un respiro entre el resto de las dificultades y retos para sobrevivir.

Sin abrigo, sin cama, sin agua

Cáritas Jerusalén ha establecido puntos de atención médica en el centro de Gaza, en la calle Al Rasheed; a pesar de la brutal realidad cotidiana, estos espacios son refugio para la población en esta situación post conflicto. Pero otros servicios esenciales como el agua y la electricidad no llegan. Y hace frío; hay que dormir sobre el suelo, a veces sin abrigo, en medio aún del invierno.

Iglesias que son refugios

“Los recintos de las iglesias como la de San Porphyrius sirven para refugio. Estamos en medio de los que se quedan, los cristianos permanecen en las iglesias, nadie quiere irse”, cuenta Nathalie.

Abeer nos cuenta que “cada día es difícil: “Echo de menos mi privacidad y tomar un café al levantarme por la mañana y concentrarme en el trabajo”. Teme teme ser desalojada. «Una llamada telefónica puede hacernos estar en la calle, bajo la lluvia».

Como ellos y, a pesar del alto el fuego, los habitantes de Gaza están todavía en guerra, bajo el peso del trauma y la lucha por restaurar su dignidad.