Una experiencia de voluntariado internacional llena de participación y aprendizaje
María, voluntaria de Cáritas Palencia, relata su voluntariado internacional en Cáritas Madre de Dios (Perú).
Me llamo María Martínez y soy voluntaria en Cáritas Palencia desde hace un año. Colaboro con el equipo de infancia en su centro de apoyo y acompañamiento escolar “San Marco”.
Desde pequeña siempre me ha gustado participar y colaborar en todo, desde el colegio a la parroquia, al igual que en mi pueblo. Considero que implicarnos en los diferentes ámbitos de la vida promueven una comunidad más consciente y comprometida, ayudando al crecimiento e impulsando el desarrollo para que el ambiente se mantenga siempre vivo.
Con mucha motivación e inquietud comencé a indagar sobre el voluntariado internacional, algo que siempre había rondado en mi cabeza. Sumando a esto lo mucho que me gusta viajar, conocer y empaparme de todo lo que nos pueden aportar otras culturas. Por ello, durante mi mes de vacaciones llevo dedicándolo a realizar este tipo de obra social durante 3 años consecutivos, siendo este el primer año con Cáritas; los anteriores formé parte de la misión de las “Siervas del Sagrado Corazón de Jesús de la Caridad” en Filipinas.
Nuevas experiencias y oportunidades
Una nueva experiencia de vida acaba de comenzar y no puedo estar más agradecida de que se me haya brindado esta oportunidad. Es por ello que ahora me encuentro de voluntariado en Perú, concretamente en la ciudad de Puerto Maldonado que se encuentra en la región de Madre de Dios. Cáritas cuenta aquí con un programa muy completo y una amplia variedad de actividades en las que siento que voy a poder participar y aprender en mucho de todos ellos. En su acción abarcan desde los inicios al final de la vida, trabajando desde la infancia y juventud hasta las personas mayores que viven en la Casa de Acogida Apaktone. Además de su gran apoyo a los agentes ambientales que promueven los cultivos sostenibles y luchan a diario para que sus campos no sean explotados por la industria maderera, la minería en busca de oro o las redes de narcotráfico para sus plantaciones.
En Puerto Maldonado he sido recibida con mucho cariño y entusiasmo, me han acogido y hecho partícipe desde el primer momento de todas las actividades que aquí se llevan a cabo tanto desde la Cáritas local como desde otros grupos y espacios en los que he tenido oportunidad de compartir tiempo, por lo que me siento una más de su equipo.
Búsqueda continua de mejoras
He de señalar que los responsables de los diferentes proyectos y actividades están muy implicados y tienen muchas ganas de trabajar, están en continua búsqueda de mejora y ampliación de la atención que ofrecen. Por ello, está siendo muy fructífera cada charla que mantenemos puesto que siempre acaban surgiendo grandes ideas y resulta un trabajo conjunto muy enriquecedor y provechoso, lo que me hace sentir muy feliz.