Campañas20/02/2019

El viaje de Hayouba

Conoce la odisea de un niño migrante desde las minas de Burkina-Faso a las calles de Sevilla.

Cada año miles de migrantes llegan a España buscando nuevas oportunidades o una salida a la realidad de violencia, pobreza o injusticia que viven en su país de origen. La mayoría de ellos viajan solos en una ruta larga y peligrosa. Muchos son menores de edad.

Ese es el caso de Hayouba, un joven de 17 años y de Burkina Faso, cuyo viaje de casi cuatro años le llevó por Níger, Argelia, Marruecos, Melilla, Sigüenza y Sevilla. Allí vive ahora, en un piso de Cáritas que comparte con otras personas y donde nos cuenta su historia.  “Mi familia es muy pobre; mi padre es ciego y mi madre muy mayor. Somos cinco hermanos. Yo nunca pude ir al colegio, y a los diez años empecé a trabajar en una mina de oro. Solo nos pagaban si lo encontrábamos”.

De la mina a la valla

Después de tres años de trabajo infantil en condiciones de explotación, partió de su país natal para “buscar una vida mejor”. Tras unos meses en Niger, llegó a Argelia donde vivió en una casa con otras 45 personas y trabajó como albañil. El dinero apenas le daba para vivir –“la situación era igual que en Burkina”, dice–; sobre todo cuando enfermó y no tenía ni para comprar medicamentos.

Por eso, emprendió de nuevo el camino a través del desierto hasta Marruecos. “Yo pensaba que Marruecos sería mejor que Argelia, pero desde el primer día me di cuenta de que era mucho peor; allí estuve dos años y medio viviendo en un bosque y durmiendo en cuevas. Jamás dormí en una casa ni comí una buena comida. La policía me detenía mientras pedía dinero en la calle y me llevaba a la cárcel durante una o dos semanas. A veces nos cogían en el bosque o saltando la valla de Melilla y nos pegaban o nos enviaban lejos de la frontera con España”, cuenta Hayouba.

En ese tiempo, el joven no veía salida y se sentía atrapado en una vida de extrema exclusión.  “Quería volver a Argelia, pero la frontera entre los dos países está vallada como la de Melilla, y si la policía me pillaba me haría volver a Burkina”, explica. Su única opción era llegar a España. Cogió una patera dos veces e intentó saltar la valla algunas más. A la quinta llegó la vencida. “Nos juntamos un grupo de 400 personas, y 125 conseguimos llegar a Melilla”. Ese le hizo sentirse “muy feliz”, pero no sabía que el viaje todavía no había terminado. Antes de recalar en Sevilla, donde lleva varios meses viviendo, estuvo un breve periodo de tiempo en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla y en Sigüenza.

La travesía continúa por los juzgados

El periplo de Hayouba por España no es solo geográfico; más duro es el burocrático al que los menores se enfrentan solos y desprotegidos: oficinas de policía, centros de migrantes, juzgados, servicios sociales…

Los chavales, que ni siquiera hablan español, se ven atrapados en un laberinto de papeleo y trabas para conseguir los papeles. Todos pasan por pruebas de edad que muchas veces no se pueden superar, les catalogan como adultos y se enfrentan a la expulsión.

Hayouba no tiene los papeles. Cáritas Sevilla le está ayudando en este proceso que es difícil y lento. “Mi situación es irregular. Tenemos que demostrar que soy menor, pero nunca tuve una partida de nacimiento y en cualquier momento me pueden devolver a Burkina”, explica.

“En Cáritas me siento protegido. Comparto un piso con otros compañeros, voy a clase de español, aprendo guitarra y estoy haciendo un curso de mantenimiento de edificios. Me gustaría conseguir un empleo de electricista o pintor, aunque cualquiera estaría bien”.

“¿Volverías a hacer el viaje?”, le preguntamos. “Estoy muy contento en Sevilla –contesta–, pero pienso en todo lo que he pasado y creo que no volvería a hacerlo. Lo he pasado tan mal que no me imagino vivir algo así de nuevo”. 

La historia de Hayouba es una de las muchas que podrás conocer si visitas nuestra exposición itinerante «Encontrar para encontrarnos», que se encuentra recorriendo la geografía española. Una exposición que también podrás descubrir entrando en su página web. Escucha lo que Hayouba, Fara o Brice tienen que contarte.