15/04/2020

Las personas mayores en tiempos del COVID-19: cambiando nuestra mirada

También hay muchas personas mayores que están siendo verdaderos sujetos activos de la solidaridad.

Hasta la declaración de esta pandemia nunca las personas mayores habían sido tan mencionadas ni habían tenido tanto protagonismo en los medios de comunicación. La constatación de que el virus genera síntomas más graves y de que sus consecuencias tienden a ser peores en quienes tienen más edad, llevó a definir a los mayores de 65 años como el colectivo más vulnerable y a recomendarles que no salgan de casa, ni siquiera a comprar el pan.

La situación es tan inusual que las administraciones, las organizaciones del tercer sector y las redes vecinales se han esforzado en descubrir las necesidades de las generaciones más envejecidas y han puesto en marcha muchas iniciativas para satisfacerlas. Sin duda esta crisis, como todas, está sacando muchas cosas buenas de nosotros: preocuparnos y llamar más a nuestros familiares mayores, ofrecer nuestra ayuda a los vecinos de más edad para ayudarles en sus compras, tomar conciencia de la dureza del aislamiento y la soledad, manifestar nuestro agradecimiento hacia las personas mayores por su aportación a nuestra propia vida…

La pandemia y las enormes dificultades que está generando también han puesto sobre la mesa debates que habrá que afrontar, como el de nuestra visión como sociedad acerca del envejecimiento, el valor de la vida a cualquier edad, el sistema de cuidados, la soledad, la muerte y la necesidad de despedir/se… En todo ello, las personas mayores son el objetivo de la protección, los pacientes, quienes sufren, quienes mueren…, nos referimos a ellos como sujetos pasivos.

Aunque apenas aparece en los medios, también hay muchas personas mayores que están siendo verdaderos sujetos activos de la solidaridad y la ayuda a otros en esta crisis. Mientras atienden a las recomendaciones y se quedan en casa, muchas de estas personas están poniendo su experiencia y su creatividad al servicio de quien lo necesita. Y en Cáritas lo sabemos bien… Si desde siempre son muchas las personas mayores que han enriquecido nuestra organización aportando su tiempo, saberes, habilidades y mucho compromiso, ahora hay que reconocer su capacidad para reinventarse y seguir haciendo Cáritas en tiempos de COVID-19. Como muestra, os presentamos a dos voluntarias que ilustran esta aportación.

  

«Soy Carmen, voluntaria de CARITAS Bizkaia, miembro de esa generación que peina ya canas, que hemos hecho un recorrido de vida importante, en el mundo laboral, en nuestras casas, y ahora en estos momentos difíciles que estamos viviendo seguimos aportando nuestro grano de arena, nuestro esfuerzo y la energía que tenemos en labores y en situaciones que a veces son invisibles, pero que son igualmente tan necesarias como otras cuestiones que lógicamente nosotros no podemos realizar. Nos implicamos en cuidar el aspecto humano, las relaciones, la solidaridad afectiva. Participio en un Proyecto de Caritas de Acompañamiento y Dinamización a Personas Mayores reuniéndonos dos días a la semana con personas con las que hemos formado una gran familia y en estos momentos en el que el contacto físico es imposible, intentamos paliar esta falta con llamadas telefónicas a nuestras personas cada dos o tres días, interesándonos por su situación, por su ánimo, infundiendo confianza, esperanza y fuerza para afrontar esta situación y debo reseñar algo que a todas las personas voluntarias nos ha hecho emocionarnos. Estas mismas personas, que hace unos años ni se conocían, ahora también hacen lo mismo, se llaman por teléfono, se interesan las unas por las otras, están atentas por si alguien tiene una necesidad. No puedo olvidar a Manuel, que los sábados, saca su acordeón, se pone en el descansillo de su casa y ameniza a toda la vecindad con sus notas. En fin también nosotros los mayores cada uno en lo que podemos aportamos a la Comunidad nuestra experiencia y nos ponemos en disposición de colaborar en lo que cada uno podemos».

 

 

«Me llamo Isabel y soy voluntaria de Cáritas Interparroquial de Vinaròs, pertenece a la diocesana de Tortosa. Colaboro en distintos proyectos: Acogida a familias, “Envellim” y Taller de Costura. Con la situación actual hemos tenido que “reconvertir” nuestro modo de actuar. Ahora mi dedicación y compromiso es el acompañamiento vía teléfono y whasapp, tanto de las familias como de personas mayores solas o en pareja que ya lo estábamos haciendo de manera presencial. El objetivo es que no se sientas solas.

También hemos iniciado una nueva actividad con la elaboración de mascarillas y batas para el personal sanitario. Y en el Taller de costura, por medio del whatsap, animamos a las participantes a que sigan, desde casa, confeccionando los distintos objetos y las cuelguen en las redes. De distinta manera ¡seguimos trabajando!

Y por último estamos colaborando todo el equipo de Cáritas -familias y sus hijas e hijos, voluntariado…- en un nuevo proyecto de acompañamiento a las personas mayores que están en la residencia de Vinaròs, os preguntareis en qué consiste. Os cuento: Por whasap recogemos aquello que les queremos hacer llegar, un dibujo de una niña, un poema recitado por otro abuelo voluntario, un cuento narrado por un niño, un mensaje de “ánimo, no estáis solos” de una de las mujeres.

De tal forma que todos los días a las 5 de la tarde, Patricia, la trabajadora social de la residencia, transmite por megafonía los mensajes recibidos a través de Elvira, la trabajadora de Cáritas. Y cual ha sido la magia, que las personas de la residencia, también están respondiendo y se ha creado un círculo, donde este confinamiento ha abierto un nuevo espacio de esperanza y luz».