Acción social23/09/2022

Acogida, esperanza y futuro para jóvenes migrantes

Entra y conoce la Casa de la Buena Madre en Huelva.

En la Casa de la Buena Madre atendemos la  realidad de los jóvenes migrantes que después de salir de centros de tutela o emergencia tras llegar a la mayoría de edad se veían literalmente en la calle

Desde Cáritas Huelva  estaba claro desde el primer momento la necesidad de ofrecer un espacio de acogida y dignidad que permitiese potenciar su  inclusión social, la convivencia ciudadana y la participación de los jóvenes inmigrantes en la comunidad.

En Huelva, por su cercanía a  la llamada frontera Sur, por ser lugar de llegada de miles de personas temporeras a la llamada de la campaña agrícola de los frutos rojos y por la existencia de asentamientos chabolistas de inmigrantes, vemos la realidad de muchos chicos viviendo realidades de vulneración o exclusión y que quieren una oportunidad para  desarrollarse personalmente y labrarse un futuro.

Solo a través de alternativas creativas y de empatía a estas situaciones de injusticia y falta total de acceso a los derechos humanos podemos acercarnos a la justicia social  y a combatir todas las desigualdades, discriminaciones y el estigma social de estos chicos, pasando  de ser llamados “ex menas” a ser jóvenes en proceso o simplemente “chavales”.   

Se trata de jóvenes que por el momento vital que están viviendo, por las dificultades de acceso a vivienda, educación, formación o empleo necesitan de un apoyo y seguridad que les ayude a su transición a la vida adulta, partimos de la base de las potencialidades personales  y por ello los procesos son independientes y personales. A todos les une una dura realidad que queda atrás pero también sus ganas de tener un futuro mejor para ellos y para sus familias.

Priorizamos la cercanía de la acogida, el acompañamiento en los buenos y los malos momentos y sobre todo lograr que estos jóvenes alcancen la soñada independencia,  no sólo centrada en la mera capacidad  de vivir por sí mismos sino en el sentido de ser parte de una comunidad que les haga sentirse vecinos y participantes activos de la misma. 

Desde el inicio del proyecto la riqueza de diferentes puntos de vista sociales y culturales sobre un mismo tema, las tradiciones propias, la comida, la forma de relacionarse con Dios nos ha permitido reconocernos en la riqueza de lo diverso y en la cultura del entendimiento.

Ahora en la casa viven Zacarías, Bencherifi,  Inkew, Cheikh, Abddulai…. todos ellos con unas ganas de salir adelante que contagian y llenan de esperanza  a quien conoce la Casa de la Buena Madre; la que ahora les acoge, les da la seguridad y el amor necesario para que  sigan aportando mucho más a todos  de que lo a veces reciben a cambio.