La Cáritas joven de Sant Feliu de Llobregat

“Hacía tiempo que queríamos organizar el voluntariado joven. Veíamos que teníamos jóvenes repartidos en diferentes proyectos de Cáritas parroquiales sin conexión entre ellos, pero con un gran compromiso. En noviembre de 2020 nos tiramos a la piscina y les propusimos formar un grupo de Cáritas joven; para nuestra sorpresa, hubo una gran respuesta”. Así cuenta Raquel Avilés, responsable de Voluntariado de la Cáritas Diocesana de Sant Feliu, la gestación de este grupo que nació con el objetivo de “romper con el estereotipo de que las personas jóvenes no se comprometen e invitar a más jóvenes a sumarse a este compromiso”.

Un grupo que crece

El grupo sigue en sus primeras etapas y no tiene un número fijo de participantes, aunque los jóvenes que forman parte más activa del mismo son unos quince que se reúnen cada dos o tres semanas de manera presencial o telemática. “Seguimos incorporando personas, y tenemos prevista una formación de iniciación al voluntariado pensada y diseñada para jóvenes. Además, vamos a llevar a cabo actividades de sensibilización en las escuelas, institutos, parroquias y lugares de tiempo libre para animar a los chavales a sumarse”, explica Eric, el voluntario más veterano del grupo.

Sus actividades

Este joven recuerda que la primera vez que surgió esta idea de vincular todas las realidades de jóvenes que existían en las diferentes parroquias y municipios de la Diócesis de Sant Feliu, fue en una jornada de divulgación de la campaña de Caritas Internationalis “Compartiendo el Viaje” –para dar a conocer la realidad de las personas migrantes–, cuyos materiales fueron adaptados por un grupo de jóvenes de un espacio de ocio y tiempo libre vinculado a una parroquia.

En cuanto a los proyectos en los que participan como grupo, Eric menciona las carpas informativas en festivales de música y parroquias explicando qué es Cáritas y por qué creen que es importante que los jóvenes participen en nuestra institución. “A nivel personal he colaborado en varios proyectos de Cáritas, desde acompañamiento a personas de un piso compartido, hasta apoyo escolar a niños, niñas y adolescentes o charlas en escuelas”, añade.

Una manera de ser y vivir

Para Eric, el voluntariado es una forma de vivir y de ser. “Se trata de dar lo mejor de nosotros y compartirlo con aquellos que más lo necesitan; en todas sus formas–apunta Eric–. Siempre digo que el voluntariado me da más a mí de lo que yo doy.  A veces toca vivir situaciones más difíciles y conocer realidades duras, pero todas ellas son experiencias que podemos ir incorporando a nuestra mochila. Muchos de nosotros nos encontramos en aquellas etapas de la vida que seguimos diseñándonos a nosotros mismos, y el voluntariado nos ayuda a definirnos como personas mirando al futuro y adquirir responsabilidad social”.

Raquel y Eric coinciden en que los jóvenes son personas solidarias. “Por mi experiencia, creo que son solidarios con las causas que les motivan y con las que se sienten identificados. El compromiso de las personas jóvenes en el deporte, en las actividades del tiempo libre, está ampliamente demostrada. Quizás nos tendríamos que preguntar si nosotros estamos preparados para acoger y dejarnos “deconstruir’ por la juventud”, plantea Raquel.