Cooperación internacional15/10/2019

El 16 de octubre es el Día Internacional de la alimentación

La pobreza tiene múltiples dimensiones, pero aquella que es causada por la falta de acceso a una alimentación segura, sana y estable es si cabe, la mayor expresión de injusticia social.

Siempre que el calendario marca que es el día Internacional del Derecho a la Alimentación muchos rostros de personas, contextos y realidades concretas vienen a mi cabeza. Pero quizás de todas ellas la imagen más nítida que tengo es la de una mujer indígena, campesina que conocí, hace algunos años, en la comunidad de Villa Linda de Sololá, Guatemala mientras visitaba un Convenio financiado por la Agencia Española de Cooperacion al Desarrollo. 

Aquella mujer no era más que una muchacha de poco menos de 25 años que me recibió en su casa con sus dos hijos pequeños y un tercero que estaba a punto de nacer. Recuerdo muy bien lo que me dijo: “mi preocupación, señora, es que mi bebé que está a punto de nacer pueda superar la desnutrición con la que estoy segura va a nacer. Le pido a Dios todos los días que mis hijitos puedan salir de esta pobreza, pero para eso lo primero que tengo que lograr es que coman bien, si no comen bien no podrán desarrollar sus cabecitas, no estarán sanos para poder aprender a leer y a escribir y así tener otras oportunidades que yo no tuve”. 

En Cáritas Española, luchar contra la pobreza significa promover el Derecho a la Alimentación de pequeñas familias campesinas como una línea fundamental de nuestro trabajo. 

Desde nuestro conocimiento de la realidad, apoyando proyectos en muchos países, de diferentes continentes, sabemos muy bien que trabajar en favor de este derecho inherente a la condición de todo ser humano, requiere garantizar no sólo la disponibilidad y accesibilidad de alimentos a las familias de pequeños productores sino además que estos alimentos sean suficientes en cantidad y calidad nutritiva para las personas, culturalmente aceptados y que no contengan sustancias nocivas. 

Para cerrar el círculo, sabemos además que ese acceso y la disponibilidad de alimentos deben garantizarse de manera estable a lo largo del tiempo en cada lugar, sin que la alimentación de las personas se vea afectada por aspectos ambientales, económicos o socio políticos. 

Fundamentalmente para incidir en la disponibilidad estable de alimentos Cáritas Española en colaboración con la AECID apoya actualmente, dos Convenios en el continente africano, concretamente en Mauritania y Etiopia. 

Gracias a esta colaboración estratégica, estamos poniendo el foco en fortalecer la organización de pequeños agricultores en cooperativas, integradas mayoritariamente por mujeres. El trabajar bajo esta fórmula de asociación comunitaria dota a las comunidades de pequeños agricultores de una mayor fortaleza a la hora de disponer de alimentos, de hacer frente a las variaciones de los precios en los mercados, de poder ser más resistentes y adaptarse mejor a los efectos del cambio climático y de poder ser más resilientes en el caso de que se vean afectados por cualquier situación externa económica o social. 

La pobreza tiene múltiples dimensiones, pero aquella que es causada por la falta de acceso a una alimentación segura, sana y estable es si cabe, la mayor expresión de injusticia social. 

Fotos de: Carlos Zaparolli Carrera y Elena López Picaso