Acción social14/04/2021

Haciendo barrio

El Proyecto Socio-Comunitario de Convivencia Vecinal y Vivienda en los barrios ribera y Calvario, de Cáritas Interparroquial de Hellín, favorece desde 2017 la participación y el empoderamiento de los vecinos

“La convivencia es un arte. Es un arte hermoso, un arte paciente. Es fascinante ”.

(Papá Francisco)

 

Empezar un proceso comunitario generando conocimiento compartido y contando con la participación de todos los actores de un territorio supone empezar a construir la casa por los cimientos. Cáritas Hellín llevaba ya muchos años trabajando con las familias más vulnerables de los barrios Calvario y Ribera, especialmente deprimidos, apoyándoles en la cobertura de necesidades básicas, pero en fue en el año 2017 cuando decidió comenzar su intervención en el barrio desde un enfoque diferente.

La convivencia en entornos multiculturales y desfavorecidos, como son los Barrios Calvario y Ribera, con escasa participación de los vecinos y donde se desencadenan conflictos de diversa índole, hacía necesario un trabajo más inclusivo y comunitario. Así surgió el Proyecto Socio-Comunitario de Convivencia Vecinal y Vivienda, que aunque fue impulsado por Cáritas Interparroquial de Hellín en coordinación directa con el Ayuntamiento y el departamento de Servicios Sociales de la localidad, también contó con el apoyo del Fondo Social Europeo y la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha.

Tal y como explican Bienve y Tere, mediador y trabajadora social de este proyecto, lo primero que hicieron fue apostar por un importante trabajo de calle, tratando de estar cerca de los vecinos y reforzando a los líderes potenciales para implicarles desde el principio en el proceso . El objetivo era mejorar la convivencia y la cohesión social del barrio desde un enfoque mediador, fomentando acciones que propiciaran y mejoraran la convivencia vecinal, creando al mismo tiempo identidad de barrio.

Ejes en los que gira en proyecto.

Vivienda: Creando y fortaleciendo las asociaciones de vecinos. Se trabaja directamente con las vecinos de las viviendas de protección oficial con el objetivo de mejorar la salubridad y el manteniendo de las zonas y espacios comunes. Las comunidades de vecinos fueron creadas durante s los 3 primeros años y este proceso ha sido largo y posible a través de la mediación.

Acción comunitaria: Era primordial la creación de un equipo comunitario integrado por las entidades que intervienen directamente en el barrio (Servicios Sociales municipales, Cáritas Interparroquial de Hellín, Intermediacción). Una vez creado el equipo, se empezó a trabajar en red a través de reuniones para mejorar aspectos del barrio.

Mediacion vecinal : Son los vecinos los que participan y toman decisiones para ir mejorando su barrio. Este proyecto facilita el diálogo en los conflictos que pueden surgir en relación al funcionamiento de la comunidad vecinal.

Tere y Bienve recuerdan que ser vecino implica una serie de derechos pero el cumplimiento de obligaciones. Los vecinos de estos barrios tienen derechos a disfrutar de un entorno seguro y salubre, pero también tiene la obligación de cuidarlo y mantenerlo.

Estos 4 años de trabajo intenso favoreciendo la participación y el empoderamiento de los vecinos, ya ha dado sus frutos. Ahora son los propios vecinos los que buscan y demandan a los educadores, y los que cuentan con ellos a la hora de plantear cualquier tipo de acción. Además de mediar en la convivencia vecinal dentro de las comunidades de vecinos, también se ha llevado a cabo esta acción entre los servicios públicos y el propio barrio para la realización de un mejor servicio y la prevención de conflictos (Servicio de Correos, Medio Ambiente, Autobús urbano). Cerca de 50 jóvenes también se encargaron de acometer la rehabilitación de las pistas deportivas, y los vecinos van asumiendo cada vez más responsabilidades. Se ha conseguido mucho, pero ahora es necesario mantener los pasos dados, reforzar esa convivencia y seguir apostando por la unión.

Tiempos de COVID

La pandemia tampoco ha sido fácil para los vecinos de estos barrios. Cáritas es testigo de cómo las familias más vulnerables, con economías de subsistencias cuyos principales ingresos proceden de la economía sumergida, han sido los principales afectados por la crisis económica y social de la Covid 19. Cáritas Interparroquial de Hellín ha estado cerca de ellos estos meses, apoyándole en la cobertura de necesidades básicas, y a través de este proyecto comunitario, además de atender las inquietudes y necesidades de estos vecinos, también se ha promovido una campaña de sensibilización sobre el uso de la mascarilla y la importancia de cumplir las medidas de seguridad e higiene. Solo durante el pasado año, este proyecto ha trabajo de manea directa con más de 500 personas, casi el triple con respecto al año anterior.

La educación, pilar fundamental

La educación es otra prioridad para Cáritas. En todo este tiempo el programa de Infancia, Adolescencia y Familia de Cáritas Hellín ha estado trabajando en una campaña de concienciación y motivación para reducir el absentismo escolar y mejorar la convivencia sociocultural. Participa además en diferentes espacios de trabajo para reflexionar sobre el modelo de intervención en un contexto que necesita ser analizado con detenimiento para trazar colectivamente el camino de su dinamización y su activación socio-comunitaria.

El Proyecto Socio-Comunitario de Convivencia Vecinal y Vivienda está inmerso desde el mes de noviembre en la campaña Rompiendo Muros, con la que quieren acercar el barrio a la ciudad. Todavía son muchos los prejuicios que los vecinos de Hellín tienen con respecto a los barrios Ribera y Calvario, por eso trabajan en un acción, junto al consistorio hellinero, para organizar diferentes rutas turísticas que incluyan en su recorrido algunos puntos emblemáticos de ambos barrios, de manera que sean los propios vecinos los que puedan compartir la historia del lugar donde viven, y los hellineros puedan conocer mejor su ciudad.

La implicación de niños, niñas, jóvenes, madres, padres, profesorado, voluntariado, educadores, técnicos ha convertido la Ribera y el Calvario en barrios con un mejor porvenir en el que todos los agentes cuentan. Han sido ellos quienes se han atrevido a soñar, a planificar, a trabajar en equipo .. y es que cuando todos reman en una misma dirección, es más fácil llegar a la meta.

 

Dolores, 78 años ha estado toda su vida luchando por romper muros y tabúes como mujer. Fue la primera mujer gitana del barrio que consiguió el carnet de conducir, sin apenas saber leer ni escribir.

“Animaría a la gente a que saliera y buscara empleo, que fueron al colegio y estudiaran, porque las mujeres de antes lo teníamos más difícil. Que se comportaran con respecto tanto en el barrio como fuera de él ”.

 

Hayt, 40 años, trabajadora de origen inmigrante. Madre de un niño.

 

“Es cierto que cuando comento que vivo en el barrio de la Ribera me dicen que cómo vivo aquí, que no es sitio para criar a mi hijo, pero yo vivo bien y no tengo ningún problema. Es verdad que tiene muy mala fama, pero yo vivo en mi casa y no me meto con nadie, ni nadie se mete conmigo. Mi hijo está adaptado en el colegio y no tiene ningún problema ni el barrio ni en el colegio ”.

Dolores, 68 años, miembro de la junta directica de la asociación de vecinos e involucrada durante más de 30 años en la vida asociativa del barrio. Es aficionada a las manualidades y tiene una vena artística muy pronunciada.

“Me gustaría que en barrio hubiera más unión, y una buena convivencia de todos, que los más jóvenes podrían compartir y disfrutar juntos. El barrio ha cambiado pero al igual que lo ha hecho todo el pueblo. Solo se escuchan las malas noticias del barrio, pero todas las cosas buenas que están surgiendo apenas tienen repercusión «. 

David, 43 años, miembro de una familia de hosteleros. Su familia, generación tras generación, ha dado servicio en su bar a gente del barrio y al pueblo en general. ¿Quién no conoce el bar Titos?

“Se está perdiendo el carisma del barrio. A veces el barrio tiene la fama de problemático, porque solo se escuchan las cosas malas de él, pero en el resto del pueblo también pasan cosas malas. Unos tenemos la fama y otros cardan la lana.

Álvaro, casado, 3 hijos, 25 años, joven gitano que ha crecido en el barrio, con gran interés en prosperar y formarse. Quiere educar a sus hijos en el respeto y la tolerancia hacia todas las personas.

“Me gustaría decirle a la gente que nos conozcan, que no tengan miedo, que no se dejen llevar por las habladurías, que a veces se exagera mas de lo que es, que estudien, que es importante estar formados, que cuidemos nuestro barrio. Los adultos tenemos que ser un referente positivo para los más pequeños «.

Inmaculada, 62 años. Mujer emprendedora ha dedicado toda su vida laboral a dar servicio de farmacia al barrio del Calvario y la Ribera, convirtiéndose en una figura referente en el barrio.

“De unos años aquí ha cambiado mucho la sociedad, no solo en el barrio, sino en general. Desde que monté la farmacia, mi relación con los vecinos ha sido de proximidad, respeto y muchos cariño. Pudo en estos años conocer a bisabuelos, abuelos, padres e hijos. La gente nos trata con respeto y cariño. Tuve la oportunidad de trasladar mi farmacia a otra parte del municipio, pero no he querido hacerlo porque aquí me encuentro bien.

En este vídeo te contamos más sobre el proyecto