Formar, compartir, transformar: I Encuentro de la Escuela de Animación
Una treintena de jóvenes disfrutaron de un fin de semana de convivencia y aprendizaje en el I Encuentro de la Escuela de Animación de Cáritas Albacete.
A veces el mejor aprendizaje no se mide en títulos ni en horas de clase, sino en vivencias compartidas, en miradas que se cruzan, en dinámicas que despiertan nuevas maneras de acompañar. Eso es lo que se puso de manifiesto hace unos días en el I Encuentro de la Escuela de Animación de Cáritas Diocesana de Albacete, en el que participan una treintena de jóvenes de las seis ediciones de nuestro curso de ‘monitor de actividades de ocio y tiempo libre’.
Jóvenes que siguen formándose, o que ya colaboran en las diferentes actividades de infancia que lleva a cabo Cáritas, o que se preparan para hacerlo, se encontraban para compartir experiencias, refrescar dinámicas y, sobre todo, seguir reflexionando y enriqueciendo una forma de trabajar y de mirar a la infancia, que pone a los niños y niñas en el centro.
La Escuela de Animación de Cáritas es, precisamente, una apuesta por crear lugares de encuentro y de respeto desde una mirada de derechos humanos, para poder acompañar y abrir caminos para que cada niño y niña se sienta acogido, escuchado y parte de su comunidad, y pueda contar con un lugar seguro para su desarrollo.
Desde que nació, en 2023, la Escuela de Animación busca formar a agentes —técnicos, voluntariado, jóvenes acompañados por Cáritas— para que puedan participar en actividades de ocio y tiempo libre con infancia, impregnando cada acción de los valores que nos definen: inclusión, participación, fraternidad, respeto. Un proyecto que también abre oportunidades laborales para jóvenes en el sector del ocio, y que permite, a su vez, que Cáritas pueda contar con equipos preparados para acompañar a la infancia en sus diferentes espacios.
En este primer encuentro, lo que más ha brillado ha sido la generosidad de los y las jóvenes que siguen poniendo su tiempo y su energía al servicio de los demás. “Se necesita a toda la tribu para educar a un niño o una niña”, dice el proverbio. Y en Cáritas, esa tribu se construye cada día con las manos y las ganas de estas personas comprometidas.