“Cáritas me ayudó desde el primer momento”.
Isabel es una de las vecinas de Letur que, tras la DANA, ha contado con el servicio del centro de escucha de Cáritas. Para ella se ha convertido en un espacio seguro donde canalizar el dolor, recuperar el ánimo y sentirse acompañada.
Isabel recuerda a la perfección aquella tarde del pasado 29 de octubre. La lluvia caía con fuerza sobre Letur pero nadie podía imaginar el fatal desenlace. “No me lo quito de la cabeza”, dice emocionada.
Y es que, asegura, “parece que fue ayer”. Pero lo cierto es que ya han pasado 6 meses. 6 meses desde que Letur cambiara por completo. Isabel es vecina de la localidad. Sigue con su corazón herido, pero con otra mirada. Ha encontrado en el Centro Escucha de Cáritas un lugar para sanar y para gestionar ese duelo que lleva dentro tras lo ocurrido aquel día, en el que la lluvia además de arrasar la localidad, se llevaba la vida de 6 vecinos. “Para mi Cáritas ha sido muy importante. Desde el primer momento estuvo ahí, que fue cuando tenía ese nudo en el pecho que no me dejaba respirar, y que con el tiempo se ha sido soltando”.
El pasado 13 de diciembre Cáritas ponen marcha este recurso, dotado con un equipo de dos psicólogos, para atender una de las principales demandas de los vecinos: contar con un espacio de apoyo psicólogo, tanto comunitario como individual. “Sentirte escuchada, tener la oportunidad de mirar dentro y de darte cuenta de cosas que te están haciendo daño es muy importante”, explica Isabel. “Me he dado cuenta de que cuando te pasa algo que te rompe, es esencial contar con un sostén”.
Tras la riada, Isabel fue desalojada de su casa, en el casco antiguo de Letur, una de las zonas afectadas y se fue a vivir con su madre a la parte alta del pueblo. “Tenía tanto miedo que dormía con ella”, cuenta todavía impresionada. Se fue “con lo puesto”, y sin poder pensar en nada. Y allí estuvo hasta que el 23 de diciembre, una vez reestablecido el suministro eléctrico, agua y alcantarillado, se abrió el acceso a la parte baja. “Cuando volví, no me acostumbraba a mi casa. Tanto tiempo fuera hace que estés muy desubicada, sobre todo después de lo ocurrido. De hecho, estos días pasados que volvía la lluvia, no he podido estar allí y he vuelto a subirme a casa de mis padres”.
Isabel es además una de las 8 trabajadoras del restaurante El Búho, empresa de inserción de Cáritas, también afectado por la DANA y que sigue sin poder abrir al público tras los últimos informes geológicos que recomendaban cerrar el paso en la zona. Recibir apoyo psicológico también le ha ayudado a gestionar este tiempo sin trabajar, ayudándole a poner el foco en nuevas ilusiones y nuevos retos. De hecho, ha constituido junto a otros vecinos de Letur, la asociación de voluntarios “Gatureños”, que cuidan de gatos de colonias felinas también afectadas tras la riada.
Además de este acompañamiento emocional, Cáritas en Letur también teje una red de apoyo comunitario a través de diferentes charlas que brindan un espacio de reflexión sobre todo lo que esta localidad de apenas 900 habitantes ha vivido. Isabel también asiste a estas sesiones grupales “que no son solo son útiles, sino que nos han ayudado mucho a todos. Levantarte por las mañanas y tener algo que hacer que te motive es algo que te sana. Ha pasado lo que ha pasado, pero en ese ratico se te olvidan parte de ese dolor”.
Isabel sabe que el camino es largo, pero también que no hace sola. “Se que Cáritas seguirá siendo mi sostén. A pesar del dolor, me siento llena de todas las cosas que me llevo. He aprendido a reconocerme, a escucharme, a confiar en mí y a tener esperanza”.