Acción social

Cáritas Cádiz junto a las personas sin hogar

Acompañamos a personas sin hogar con cercanía, escucha y talleres que reconstruyen vínculos y dignidad.

El sinhogarismo es una de las formas más duras de exclusión

La vida en la calle, la ausencia de hogar y la pérdida de vínculos son barreras casi infranqueables.

Cáritas Diocesana de Cádiz mantiene un compromiso firme con las personas sin hogar, una de las formas más visibles y dolorosas de la exclusión social. Mediante acogida, atención individualizada y trabajo en red, desarrolla un modelo que no solo cubre necesidades básicas, sino que también reconstruye la dignidad y el proyecto vital de quienes viven en la calle o en situación de vulnerabilidad.

La acción se centra especialmente en San Fernando, Chiclana y Algeciras, donde equipos especializados ofrecen acompañamiento integral a personas que carecen de hogar. Todo comienza desde la escucha activa, el vínculo personal y el respeto a cada proceso individual. No se trata solo de ayudar, sino de estar presentes, acoger y abrir caminos de futuro.

Acompañar desde la confianza

Del primer contacto a la reconstrucción personal.

El trabajo de Cáritas con personas sin hogar se fundamenta en un enfoque profundamente relacional que incluye:

  • Gestión de trámites administrativos.

  • Atención sanitaria y social.

  • Mejora de condiciones de vida.

  • Acceso a derechos básicos.

En Chiclana de la Frontera, este trabajo se complementa con servicios de higiene, desayunos y lavandería, mejorando las condiciones cotidianas de quienes acompañamos.

Todo ello orientado a recuperar la confianza perdida y promover la autonomía personal

Nadie elige vivir en la calle, pero toda persona merece una puerta abierta y una mirada que no juzga.”

Una intervención que no se improvisa

Nuestro enfoque no es asistencial. Se basa en una convicción profunda: “El cambio comienza cuando alguien cree en ti, incluso cuando tú ya no puedes.”

No se trata solo de dar respuestas urgentes, sino de construir, con paciencia, cercanía y humanidad, procesos que acompañen verdaderamente a cada persona en su camino.

En un contexto donde la calle se convierte en frontera y la indiferencia en norma, Cáritas se mantiene como un faro, como un lugar donde estar, escuchar, acompañar y sembrar esperanza.