01/09/2025

Semillas de paz y esperanza

 

En mayo 2015 se publicó la Encíclica Laudato si’ y desde entonces el papa Francisco propuso que se celebrase la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación el 1 de septiembre, coincidiendo con la fecha que, desde hace años, la Iglesia Ortodoxa dedica al mismo fin, la preocupación por el futuro de la creación.

El papa León XIV en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación de este año 2025 expresa su deseo de que la encíclica Laudato si’ siga inspirándonos y que la ecología integral sea cada vez más elegida y compartida como camino a seguir, multiplicando así, las semillas de esperanza en este Año Jubilar.

“…me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: «Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida» “(LS, 207)

Este nuevo comienzo pasa por tocar el ámbito más profundo de la persona. La meta es ambiciosa: lograr un cambio del ser humano, una invitación a aprovechar la capacidad de admiración, de atención a lo pequeño, de agradecimiento por pequeñas cosas, de ilusión franca, de esperanza, que tienen los niños cuando no se les ha llenado demasiado pronto el corazón de «cosas» y de sucedáneos del amor gratuito… Para lograr este fin recordamos algunas de las intuiciones que recoge la encíclica Laudato si’

“Estamos hablando de una actitud del corazón, que vive todo con serena atención, que sabe estar plenamente presente ante alguien sin estar pensando en lo que viene después, que se entrega a cada momento como don divino que debe ser plenamente vivido. Jesús nos enseñaba esta actitud cuando nos invitaba a mirar los lirios del campo y las aves del cielo, o cuando, ante la presencia de un hombre inquieto, « detuvo en él su mirada, y lo amó » (Mc 10,21). Él sí que estaba plenamente presente ante cada ser humano y ante cada criatura, y así nos mostró un camino para superar la ansiedad enfermiza que nos vuelve superficiales, agresivos y consumistas desenfrenados.” (LS, 226)

El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre. El ideal no es sólo pasar de lo exterior a lo interior para descubrir la acción de Dios en el alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas, como enseñaba san Buenaventura: «La contemplación es tanto más eminente cuanto más siente en sí el hombre el efecto de la divina gracia o también cuanto mejor sabe encontrar a Dios en las criaturas exteriores».” (LS, 233)

“Las Personas divinas son relaciones subsistentes, y el mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones… Esto no sólo nos invita a admirar las múltiples conexiones que existen entre las criaturas, sino que nos lleva a descubrir una clave de nuestra propia realización. Porque la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas… Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad.” (LS, 240)

La ecología integral nos invita a trabajar:

  • para que las armas callen y dejen de causar muerte de personas, destrucción de cosechas, contaminación de las aguas…
  • por una justicia ecológica, social y ambiental entre los países ricos y los empobrecidos,
  • para realizar una profunda reforma de la arquitectura financiera internacional que rompa el divorcio existente entre la ecología y la economía.

La ecología integral nos propone caminar en sinoladidad y construir una sola familia humana.