03/10/2025

111.ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2025. Migrantes, misioneros de esperanza

 

El papa León XIV en su mensaje con motivo de la 111.ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO (año 2025) nos dice “El contexto mundial actual está tristemente marcado por guerras, violencia, injusticias y fenómenos meteorológicos extremos, que obligan a millones de personas a abandonar su tierra natal en busca de refugio en otros lugares… Ante las teorías de devastación global y escenarios aterradores, es importante que crezca en el corazón de la mayoría el deseo de esperar un futuro de dignidad y paz para todos los seres humanos. Ese futuro es parte esencial del proyecto de Dios para la humanidad y el resto de la creación… Y sin duda, la búsqueda de la felicidad —y la perspectiva de encontrarla en otro lugar— es una de las principales motivaciones de la movilidad humana contemporánea… Numerosos migrantes, refugiados y desplazados son testigos privilegiados de la esperanza vivida en la cotidianidad, a través de su confianza en Dios y su resistencia a las adversidades con vistas a un futuro en el que vislumbran la llegada de la felicidad y el desarrollo humano integral. En ellos se renueva la experiencia itinerante del pueblo de Israel… En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas, como el pueblo de Israel errante por el desierto, que afronta todos los peligros confiando en la protección del Señor… las comunidades que los acogen también pueden ser un testimonio vivo de esperanza. Esperanza entendida como promesa de un presente y un futuro en el que se reconozca la dignidad de todos como hijos de Dios”

Esta es la realidad de las personas que están llegando a distintos puntos de la diócesis de Mondoñedo – Ferrol y acuden a Cáritas para solicitar ayuda para regularizar su situación administrativa (los datos se recogen en la imagen).

Realidad que inicialmente a la mayoría de nosotros nos desconcierta… sentimos miedo en el encuentro con esta realidad diferente. Reacción que Adela Cortina explica mirando al origen de las relaciones sociales, recordando que cuando se empezó a vivir en pequeños grupos, eran grupos homogéneos, es decir, todos compartían la misma etnia y las mismas costumbres. Esta forma de constitución de grupo fue creando en el cerebro ciertos códigos principalmente emocionales que se hicieron necesarios para la supervivencia de aquellos primeros humanos, reforzando la ayuda mutua, la cohesión, y el recelo ante quienes no pertenecían al grupo, es decir, frente a los extraños. Esos códigos primitivos los hemos adquirido a lo largo de la evolución y afectan de manera directa a nuestro comportamiento emocional, por eso suele afectarnos más lo que le sucede a una persona cercana, que a una desconocida. Por eso, se entiende erróneamente que los extraños representen un peligro. Ese rechazo está arraigado biológicamente pero nuestro cerebro está dotado de plasticidad, esto significa que aprende, que se deja moldear, que se deja influir por lo social. Su construcción es biosocial y en esta construcción la educación juega un rol fundamental. Es decir, podemos ir más allá de los códigos biológicos, trascender en busca de la dignidad, de la compasión, de la fraternidad, que rompen barreras y tienden puentes.

La desconfianza que puede surgir, en el primer encuentro, al ver a las personas migrantes diferentes a nosotros, no podemos permitir que se enquiste en nuestro cerebro, urge decodificar nuestro cerebro y abrir nuestro corazón y reconocer la aportación que supone la llegada de estas personas que nos enriquece, fortalece, aporta, y es beneficiosa.

Es necesario fomentar proyectos e iniciativas de contacto directo. La convivencia y el diálogo con las personas migrantes son herramientas eficaces para desmontar estereotipos y prejuicios, generando una empatía basada en la realidad, en lugar de narrativas simplificadas o alarmistas que despiertan recelos y desconfianzas.

Sigamos promoviendo la verdad, el encuentro y la convivencia, construyamos puentes en lugar de muros. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa, plena y solidaria, en la que cada persona, sin importar su origen, pueda vivir con dignidad y esperanza.

Fuentes:

  • Mensaje del papa León XIV con motivo de la 111.ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2025.
  • Documentación Social. Editorial – núm. 19, 2025. Publicación Cáritas Español.