Cáritas Diocesana de Oviedo: sus escenarios y su significado
El secreto de nuestra entrega cristiana desde Cáritas, es que el Señor está en todos los pobres que llaman a nuestra puerta
La asamblea diocesana de nuestra Cáritas tiene un doble escenario: el que representa este encuentro como gesto de comunión entre nosotros trayendo tantas realidades de nuestra geografía cuando hablamos de las parroquias, los arciprestazgos de las ciudades y villas, de las cuencas mineras, de la franja alargada que baña el cantábrico o los pueblos esparcidos por nuestra montaña.
Pero también nuestro encuentro hace presente la realidad concreta que a diario contemplan vuestros ojos. Son los pobres de tantas pobrezas que llaman a la puerta de nuestras comunidades parroquiales y arciprestales. Son tantos esos rostros cuando la precariedad económica, la falta de trabajo, el miedo ante la incertidumbre, el dolor que se inflige a las personas más vulnerables cuando sufren la violencia o la exclusión. Este es nuestro doble escenario.
La Cáritas diocesana no es una ONG como a veces se la confunde por parte de quienes no entienden el significado de la comunidad cristiana y el ser mismo de la Iglesia de Jesús. Porque el amor y la justicia que preside la labor de Cáritas forma parte complementariamente de la liturgia con la que vivimos la oración a Dios y recibimos sus sacramentos, y la catequesis con la que nos formamos continuamente como niños, jóvenes o adultos para saber dar razón de nuestra esperanza. La caridad, la liturgia y la catequesis son los tres pilares sobre los que se asienta toda comunidad cristiana presidida por el Señor, alentada por la intercesión de María y los santos, junto a los hermanos que Dios ha puesto a nuestro lado.
La parábola del buen samaritano es un vademécum en el que se espeja la vocación de quienes trabajamos en Cáritas. La pregunta inicial de ese relato nos reclama la respuesta indispensable: “¿quién es mi prójimo?”, y tras esa preciosa y provocativa historia Jesús apostillará: “¿cuál de todos ellos ha sido prójimo?… Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10, 25-37). Ahí tenemos una primera semblanza del voluntario de Cáritas. Pero hay otra parábola que completa esta: es la que refiere el evangelista Mateo: Venid vosotros, benditos de mi Padre, porque tuve hambre, tuve sed, estuve en la cárcel, fui extranjero, estuve enfermo, también desnudo… Y ante la extrañeza de los discípulos que no recordaban al Maestro en ninguna de esas circunstancias, Jesús les dirá: “lo que hicisteis o dejasteis de hacer con uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 31-40). El secreto de nuestra entrega cristiana desde Cáritas, es que el Señor está en todos los pobres que llaman a nuestra puerta, los que tienen esas circunstancias de hambre y sed, de cárcel y extranjería, de enfermedad y desnudez. Ellos son también Jesús y por amor a Jesús les acogemos, les escuchamos y, en la medida de nuestras posibilidades, tratamos de resolver con cristiana solidaridad sus penurias.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Asamblea diocesana de Cáritas
8 noviembre 2025



