El voluntariado en Cáritas: una forma de vivir la solidaridad
Hoy queremos acercaros la figura de nuestro voluntariado. Para ello, os presentamos a dos voluntarios de nuestra entidad que tienen perfiles muy diferentes, pero con un nexo en común: formar parte del equipo de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo.
Nuestro voluntariado es el alma de Cáritas. Está formado por un colectivo de personas de todas las edades, niveles económicos o culturales cuya única prioridad es entregar parte de su tiempo y de su vida en favor de los demás.
Hoy, queremos acercaros la figura de nuestro voluntariado a través del testimonio de Alejandro, de 21 años, y de Fernando, de 83, que nos contarán su experiencia cómo voluntarios en nuestra entidad y el significado que tiene para ellos el formar parte del equipo de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo.
Alejandro Millán es un joven vigués de 21 años que se acaba de graduar en Administración y Dirección de Empresas. Su vida es la de una persona de su edad centrada en sus estudios, en sus amigos y en sus aficiones como es la lectura. Este año está cursando un Máster en Económicas en Ámsterdam, ciudad en dónde estaba viviendo cuando comenzó la pandemia de la COVID-19. Hoy nos cuenta su experiencia como voluntario y de cómo le ha cambiado su forma de pensar y de encarar su vida.
¿Cómo conociste Cáritas y cómo decidiste empezar a colaborar con nuestra entidad?
Me vino la idea cuando todavía estaba en Ámsterdam al ver las noticias que me llegaban de España y de la situación que se estaba viviendo. En Holanda no estaba teniendo tanto impacto en aquella época y al ver a cuánta gente estaba afectando en España, los negocios cerrando y que la gente de repente no llegaba a fin de mes, pensé que seguramente la gente de Cáritas y de organizaciones similares tenían que estar hasta arriba y que necesitaría gente joven para que les echasen una mano. Por eso, cuando llegué a Vigo me puse en contacto con la diocesana a través de un correo electrónico. Sin embargo, como estábamos en verano y las actividades estaban paralizadas no pude empezar a colaborar hasta septiembre.
¿Qué funciones o tareas ha desempeñado como voluntariado?
Empecé ayudando en la distribución de alimentos, muy motivado también por igual salía un proyecto con niños, pero finalmente no pudo ser y me quedé en la distribución de alimentos una vez al mes durante 6 meses.
¿Qué te aportó tu experiencia como voluntario de Cáritas?
Me trajo mucha alegría ver que había gente de diferentes edades, de una nueva generación que se involucraba como yo, y que en momentos difíciles se comprometen y da una paso al frente y lo hacen.
También me aportó paz, es decir, mis problemas y mis preocupaciones, en comparación con la gente a la que estoy atendiendo, aunque sea una vez al mes, no son nada. Me di cuenta de que al final somos unos afortunados y debemos dar gracias a Dios por lo que tenemos.
Estos 6 meses como voluntario en Cáritas han supuesto un cambio espiritual y de cabeza, de ampliar el horizonte. Me he dado cuenta de que tengo que estar más agradecido con todo lo que tengo: mis amigos, con mi familia, con mis padres, con mis hermanos y con todo el mundo, porque soy un afortunado. En el plano espiritual me ha acercado más a Dios, me ha ayudado a ver a Dios en el prójimo, y yo creo que ya ha sentado precedentes para la actividad que voy a hacer para el resto de mi vida.
¿Qué expectativas tienes a nivel de voluntariado?
Seguir participando todo lo posible, porque sí que es cierto que una de las cosas que te planteas antes de dar el paso para hacerlo es el tiempo, pero al final es que es muy sencilla encajar, porque todo el mundo tiene un par de horas al mes en las que no hace nada y qué mejor que, en vez de estar en casa viendo la tele pues salir y hacer algo. Yo, por mi parte, ya me he puesto en contacto con Cáritas en Holanda para seguir con la labor y, aunque allí funciona un poco distinto,
Fernando Martínez es un ingeniero jubilado, en su día Director de Producción de la Nissan en Ávila que, desde hace unos años, trabaja en la Cáritas Parroquial de Santiago de Vigo. Conoce Cáritas desde que tenía 22 años aunque no sería hasta el 2004 cuando comenzaría a colaborar con nuestra entidad. Hoy, con 83 años sigue abierto a colaborar hasta que las fuerzas se lo permitan. Todo un ejemplo de dedicación y entrega.
¿Cómo conociste Cáritas y cómo decidiste empezar a colaborar con nuestra entidad?
Yo conocí Cáritas a los 22 años durante los cursillos de cristiandad, en donde ya había una parte de Cáritas. Después, cuando vine de Ávila para Vigo, a través del párroco de la Comunidad Neocatecumenal de Santiago de Vigo a la pertenezco, empecé a conocer al uso al que era director de Cáritas.
Hasta 2004 no comencé como voluntario. A raíz de un problema que surgió cuando estaban organizando el traslado a estos locales, el párroco me pidió que les echase una mano y, aunque todavía no me había jubilado, comencé a colaborar con Cáritas porque para cosas de la Iglesia siempre estoy disponible.
¿Qué funciones o tareas ha desempeñado como voluntariado?
Primero estuve ayudando a Cáritas de Santiago de Vigo, organizando la recogida y entrega de alimentos. Cuando podía conducir íbamos un compañero de la Comunidad Neocatecumenal a recoger los alimentos con los coches. En paralelo he ido a la sede y le he organizado la biblioteca durante 3 años. Después, cuando empezaron las obras en las oficinas dejé esa función, y como la responsable de Cáritas Parroquial de Santiago de Vigo se iba haciendo mayor y lo iba dejando, me fui haciendo yo cargo.
Con la pandemia la cosa se complicó porque yo con mi edad ya era de los que estaba en peligro y ya no pude venir aquí. Hacía algo por teléfono pero ya no pude seguir y lo tuve que ir dejando. Ahora sigo preocupado, y me encargo de que sigan viniendo alimentos.
¿Qué te aportó tu experiencia como voluntario de Cáritas?
Tranquilidad de conciencia porque al final has colaborado. Hay gente que confunde Cáritas con caridad, y en el fondo Cáritas es amor, tal y como dice la encíclica del Papa «Deus caritas est». Dios es amor y de lo que se trata es de distintas formas de demostrar el amor hacia los demás y la obediencia al Señor que dice que hay que amarse los unos a los otros. El poder echar una mano siempre es una tranquilidad.
En estos años siempre he colaborado y asistido a todos los actos que he podido, porque en cualquier pequeña reunión siempre se aprende algo, ya fuera cuando el Señor Obispo estaba presente en las reuniones o cuando te dan el resumen del ejercicio de Cáritas.
¿Qué expectativas tienes a nivel de voluntariado?
Al ser una persona de riesgo en el fondo es como si el Seño me pusiese esa traba para que tuviese que empezar a dejar lo de Cáritas y ver, que es lo que me interesa, si alguna juventud puede hacer se cargo por completo del problema.
Alejandro Millán es un joven vigués de 21 años que se acaba de graduar en Administración y Dirección de Empresas. Su vida es la de una persona de su edad centrada en sus estudios, en sus amigos y en sus aficiones como es la lectura. Este año está cursando un Máster en Económicas en Ámsterdam, ciudad en dónde estaba viviendo cuando comenzó la pandemia de la COVID-19. Hoy nos cuenta su experiencia como voluntario y de cómo le ha cambiado su forma de pensar y de encarar su vida.
Fernando Martínez es un ingeniero jubilado, en su día Director de Producción de la Nissan en Ávila que, desde hace unos años, trabaja en la Cáritas Parroquial de Santiago de Vigo. Conoce Cáritas desde que tenía 22 años aunque no sería hasta el 2004 cuando comenzaría a colaborar con nuestra entidad. Hoy, con 83 años sigue abierto a colaborar hasta que las fuerzas se lo permitan. Todo un ejemplo de dedicación y entrega.
¿Cómo conociste Cáritas y cómo decidiste empezar a colaborar con nuestra entidad?
Me vino la idea cuando todavía estaba en Ámsterdam al ver las noticias que me llegaban de España y de la situación que se estaba viviendo. En Holanda no estaba teniendo tanto impacto en aquella época y al ver a cuánta gente estaba afectando en España, los negocios cerrando y que la gente de repente no llegaba a fin de mes, pensé que seguramente la gente de Cáritas y de organizaciones similares tenían que estar hasta arriba y que necesitaría gente joven para que les echasen una mano. Por eso, cuando llegué a Vigo me puse en contacto con la diocesana a través de un correo electrónico. Sin embargo, como estábamos en verano y las actividades estaban paralizadas no pude empezar a colaborar hasta septiembre.
¿Qué funciones o tareas ha desempeñado como voluntariado?
Empecé ayudando en la distribución de alimentos, muy motivado también por igual salía un proyecto con niños, pero finalmente no pudo ser y me quedé en la distribución de alimentos una vez al mes durante 6 meses.
¿Qué te aportó tu experiencia como voluntario de Cáritas?
Me trajo mucha alegría ver que había gente de diferentes edades, de una nueva generación que se involucraba como yo, y que en momentos difíciles se comprometen y da una paso al frente y lo hacen.
También me aportó paz, es decir, mis problemas y mis preocupaciones, en comparación con la gente a la que estoy atendiendo, aunque sea una vez al mes, no son nada. Me di cuenta de que al final somos unos afortunados y debemos dar gracias a Dios por lo que tenemos.
Estos 6 meses como voluntario en Cáritas han supuesto un cambio espiritual y de cabeza, de ampliar el horizonte. Me he dado cuenta de que tengo que estar más agradecido con todo lo que tengo: mis amigos, con mi familia, con mis padres, con mis hermanos y con todo el mundo, porque soy un afortunado. En el plano espiritual me ha acercado más a Dios, me ha ayudado a ver a Dios en el prójimo, y yo creo que ya ha sentado precedentes para la actividad que voy a hacer para el resto de mi vida.
¿Qué expectativas tienes a nivel de voluntariado?
Seguir participando todo lo posible, porque sí que es cierto que una de las cosas que te planteas antes de dar el paso para hacerlo es el tiempo, pero al final es que es muy sencilla encajar, porque todo el mundo tiene un par de horas al mes en las que no hace nada y qué mejor que, en vez de estar en casa viendo la tele pues salir y hacer algo. Yo, por mi parte, ya me he puesto en contacto con Cáritas en Holanda para seguir con la labor y, aunque allí funciona un poco distinto, lo intentaré a lo largo de mi vida.
¿Cómo conociste Cáritas y cómo decidiste empezar a colaborar con nuestra entidad?
Yo conocí Cáritas a los 22 años durante los cursillos de cristiandad, en donde ya había una parte de Cáritas. Después, cuando vine de Ávila para Vigo, a través del párroco de la Comunidad Neocatecumenal de Santiago de Vigo a la pertenezco, empecé a conocer al uso al que era director de Cáritas.
Hasta 2004 no comencé como voluntario. A raíz de un problema que surgió cuando estaban organizando el traslado a estos locales, el párroco me pidió que les echase una mano y, aunque todavía no me había jubilado, comencé a colaborar con Cáritas porque para cosas de la Iglesia siempre estoy disponible.
¿Qué funciones o tareas ha desempeñado como voluntariado?
Primero estuve ayudando a Cáritas de Santiago de Vigo, organizando la recogida y entrega de alimentos. Cuando podía conducir íbamos un compañero de la Comunidad Neocatecumenal a recoger los alimentos con los coches. En paralelo he ido a la sede y le he organizado la biblioteca durante 3 años. Después, cuando empezaron las obras en las oficinas dejé esa función, y como la responsable de Cáritas Parroquial de Santiago de Vigo se iba haciendo mayor y lo iba dejando, me fui haciendo yo cargo.
Con la pandemia la cosa se complicó porque yo con mi edad ya era de los que estaba en peligro y ya no pude venir aquí. Hacía algo por teléfono pero ya no pude seguir y lo tuve que ir dejando. Ahora sigo preocupado, y me encargo de que sigan viniendo alimentos.
¿Qué te aportó tu experiencia como voluntario de Cáritas?
Tranquilidad de conciencia porque al final has colaborado. Hay gente que confunde Cáritas con caridad, y en el fondo Cáritas es amor, tal y como dice la encíclica del Papa «Deus caritas est». Dios es amor y de lo que se trata es de distintas formas de demostrar el amor hacia los demás y la obediencia al Señor que dice que hay que amarse los unos a los otros. El poder echar una mano siempre es una tranquilidad.
En estos años siempre he colaborado y asistido a todos los actos que he podido, porque en cualquier pequeña reunión siempre se aprende algo, ya fuera cuando el Señor Obispo estaba presente en las reuniones o cuando te dan el resumen del ejercicio de Cáritas.
¿Qué expectativas tienes a nivel de voluntariado?
Al ser una persona de riesgo en el fondo es como si el Seño me pusiese esa traba para que tuviese que empezar a dejar lo de Cáritas y ver, que es lo que me interesa, si alguna juventud puede hacer se cargo por completo del problema.
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