12/08/2025

La historia de Samanta y Luis

La pareja peruana llegó a España el 9 de diciembre de 2024, con Samantha embarazada de siete meses. A día de hoy, acompañados por Cáritas, y con su hijo Eithan forman una familia que lucha cada día por formarse y poder encontrar una estabilidad que les permita vivir de manera autónoma.

Llegamos en una temporada donde hacía mucho frío y no veníamos preparados para esas temperaturas tan bajas, además Samanta se encontraba con 7 meses de embarazo. Estuvimos poco tiempo en Madrid y luego conocimos a una persona que nos trajo a Cuenca, ya que nuestro dinero se acababa. Esa persona, desde que llegamos a Cuenca, nos apoyó con una habitación durante casi 4 meses, hasta que a finales de marzo empezamos a buscar alguna otra ayuda externa, porque nuestro conocido no podía continuar apoyándonos más. Entonces indagamos más y encontramos a Cáritas.

Nos decidimos a escribir por Facebook para preguntar qué Parroquia nos correspondía para solicitar allí ayuda. Un jueves fuimos a ver a la trabajadora social, cuando llegamos ella no estaba, pero encontramos a Luisa, que es quien se encargó de pedirnos la documentación.  A la semana siguiente volvimos y encontramos a Trini, la trabajadora social de Cáritas. Ella nos ofreció un apoyo inmediato con una Tarjeta Monedero con la que podíamos comprar alimentos y una ayuda económica para poder hacer frente y alquilar una habitación.

Más tarde, dada nuestra situación, ya que Samanta había dado a luz, nos ofreció ingresar en los Centros Residenciales que tiene Cáritas. Nosotros ya no contábamos con dinero, lo último que recordamos comprar fue crema para las rozaduras de pañal de nuestro hijo, que nació el 7 de febrero, y desde entonces todos nuestros gastos y preocupación eran porque él estuviera bien. 

El 2 de abril solicitamos la nacionalidad por simple presunción para nuestro hijo, y al salir recibimos la llamada de Marimar, trabajadora social de los Centros Residenciales de Cáritas, quien nos citó en ese momento para conocernos. Al día siguiente nos instalamos en el Centro Residencial que nos habían asignado de Cáritas y nuestra vida cambió para bien. Nos apoyan económicamente y emocionalmente.

El 3 de junio, aconsejados por Cáritas y como a nuestro hijo Eithan le aprobaron la nacionalidad, solicitamos el arraigo familiar. Con el resguardo pudimos tener acceso a un NIE, y con él, Luis empezó a estudiar en la Fundación Laboral de la Construcción y actualmente ya solo le falta realizar sus prácticas para finalizarlo. Mientras yo, Samanta, me he encargado más del cuidado del pequeño y he podido realizar el Curso de Manipulador de Alimentos, ya cuento con dicha titulación y el próximo 18 de agosto iniciaré el curso de Carretillero, para poder abrirme más puertas en el mundo laboral, sobre todo hasta que Luis pueda convalidar sus estudios de topógrafo.

Con el apoyo y la orientación de la abogada de Cáritas obtuvimos el certificado digital en el móvil, lo que nos permite realizar muchos trámites, ahora estamos a la espera de la Resolución Favorable de Extranjería para poder convalidar nuestro permiso de conducir de Perú. Actualmente llevamos 4 meses en Cáritas y estamos felices de saber que hay personas que nos apoyan y se preocupan por nosotros, compartimos los espacios con otras familias, realizamos actividades, vamos de paseo, a la piscina, celebramos cumpleaños y hasta el bautizo de nuestro hijo.

También ayudamos en todo lo que podemos con respecto a la limpieza, y agradecemos también al personal de cocina, limpieza y Ropacor (que siempre están pendientes de si hay enseres que puedan ser necesarios para nuestro hijo), a todo el área de economía solidaria, empleo, por todos los talleres y cursos que realizan y que nos sirven para mejorar.

Gracias a todas las personas que conforman Cáritas pronto saldremos adelante como familia y queremos animar a todas las personas que están viviendo una situación similar que nunca pierdan la esperanza y la fe.

El papa León XIV nos recuerda la importancia de que la comunidad eclesial sea testimonio vivo de acogida y hospitalidad, en un mundo marcado por profundas desigualdades, y nos anima a caminar juntos como hermanas y hermanos hacia el Dios que nos invita a construir una sociedad más justa.