Institucional03/12/2025

Mensaje del Administrador Apostólico de Cádiz y Ceuta a los voluntarios de Cáritas Diocesana de Cádiz, con motivo del Día Internacional del Voluntariado

Queridos voluntarios de Cáritas Diocesana de Cádiz:

Uno de los primeros actos como Administrador Apostólico de la Diócesis es dirigirme a vosotros, agradecido por vuestra entrega. Gracias de corazón por tanto recibido de cada uno de vosotros.

Celebrar el Día Internacional del Voluntario es un momento oportuno para reflexionar las razones que nos motivan a dar lo mejor de nosotros mismos. ¿Qué es lo que ha ocurrido en nuestra vida para que, en un momento determinado, saliéramos de nuestra comodidad y abrirnos al encuentro de los demás?

Muchos han descubierto la lógica del don a través de la misma experiencia. El recibir el ciento por uno pertenece a la naturaleza humana, como lo demuestra el amor humano: por ejemplo, el amor de las madres, de los amigos, de los enamorados. Pero hay un don más radical; el que hemos recibido de Nuestro Señor, cuando, viendo nuestra pobreza, Él compartió su pobreza para hacernos ricos en su amor. De repente, nos quedamos sorprendidos de que Dios pusiera su mirada en nosotros, que somos tan pobres. Entonces, se fue abriendo en nosotros, poco a poco, una mirada nueva sobre quienes teníamos alrededor y apenas conocíamos, la indiferencia se fue convirtiendo en conocimiento, y el conocimiento en amor.

En efecto, es el amor lo que ha transformado nuestra vida ¡El amor de Dios! Conocerle a Él, a través de la carne de quienes Él ha fijado su mirada para amarle a través de nosotros: los pobres, los que sufren, los sordos, ciegos, paralíticos y leprosos que estaban al borde del camino se encontraron con una mirada que les hizo ver la profundidad del amor de Dios, y la grandeza de sus vidas. Jesucristo, en efecto, es el paradigma del voluntario que, enviado por el Padre, se cruza en nuestro camino, y nos abre otros nuevos para llegar a Su corazón.

Estos días de adviento son muy importantes para comprender el tesoro que nos ha llegado a través de la Caridad de Cristo, que se ha compadecido de nosotros, es decir, ha vivido con-pasión nuestras pobrezas, las ha acompañado porque se ha hecho hombre como nosotros.

Seguro que vosotros también habéis experimentado la gracia transformadora de Jesucristo en vuestra vida, y que esta os ha llevado a entregaros. Por eso, mi primer deseo para este día del voluntario es precisamente dar gracias a Dios porque nos envió a Jesús, y a Jesús porque aceptó la misión de entregarse hasta el extremo. Luego, viene nuestra respuesta, a la medida del don de Dios, cada uno en sus circunstancias y posibilidades.

Me conmueve que todo haya partido de un “Sí”, como el que dio la Virgen María. No hace falta mucha creatividad, solo secundar la iniciativa de Dios. Luego, Dios va abriendo nuestros horizontes, hasta entregarnos apasionadamente como su Hijo.

Por eso, muchas gracias por vuestra entrega. Quienes aceptan este misterio del don de Dios, se convierten en luz y sal. ¡Vosotros sois la luz del mundo, y la sal de la tierra! Ojalá que vuestro servicio en Cáritas sea un regalo para vuestra vida, y que el conocimiento de las personas que nos necesitan, abra nuestros horizontes más allá de nuestro egoísmo.

Los voluntarios de Cáritas son la luz y la sal de las parroquias y comunidades, porque con su entrega anuncian al mundo la Caridad que nos llega del cielo, así que os animo a seguir abandonándonos a Dios, sin miedo a perder la vida, porque lo que encontramos al darla es el mismo cielo abierto. Y ese cielo, hace pequeño nuestro cansancio o nuestra sensación de que nada cambia ¡Todo cambió con el amor de Jesús en el pesebre y en la cruz! Así que hagamos de nuestro mundo ese altar donde nosotros nos donamos.

Gracias, de corazón, me tenéis a vuestro servicio. Con mi bendición