Análisis y reflexión24/04/2023

Somos victimas de nuestras tradiciones

 

Somos víctimas de nuestras tradiciones y de una mentalidad y unos hábitos que consideramos inamovibles. Excusas a veces para no salir de nuestra zona de confort y el “siempre se ha hecho así” y cuando llegan las incertidumbres, nos acercamos a lógicas, como pueden ser las “Rogativas”.

Y quizás no queremos ver las señales de alarma que nos inducen solo a la confrontación política, sin ni tan siquiera reflexionar sobre posibilidades de transformar nuestra manera de vida y así, desde la comodidad y la falta de compromiso, pedimos la ayuda del cielo, para que nos resuelva un problema, sin involucrarnos ni personal, ni espiritualmente.

El papa Francisco en su encíclica, Laudato Sí, nos invita a una nueva relación con nosotros mismos y con los demás, con la creación (la Tierra) y con Dios, esbozando una visión de Ecología Integral, porque “todo está relacionado” y, sin embargo, esas tres relaciones se han roto no solo externamente, sino también dentro de nosotros (LS 66).

Algunos, al tocar estos temas, no comprenden la lógica del Papa Francisco, sin saber (o lo que es aún peor, escondiendo) que el término “Conversión ecológica” es parte de la Doctrina Social de la Iglesia, introducida por San Juan Pablo II en 2001.

Porque las cuestiones ecológicas, son cuestiones sociales y afectan al hombre. De ahí los movimientos migratorios en determinadas zonas, o la despoblación y la pobreza en otras. Y por eso también, es integral, porque abarca a todas las dimensiones de la persona y de por tanto se nos invita, al cambio personal profundo y abrazar a todos en la Creación “incluso a las más pequeñas de las criaturas de Dios” (LS 246). Así la conversión ecológica, es conversión también personal, (volcada en la solidaridad) y comunitaria para cuidar nuestra Casa Común. (LS 219)

Se nos convoca a recuperar un sentido de la renuncia y la autolimitación, porque no hay “para todos”, abriéndonos a pautas de sobriedad y simplicidad de vida, superando el sentido solo del ahorro, encaminados a la solidaridad y el cuidado, con una visión no consumista y valorando una ética de lo suficiente, superando el individualismo y trascendiendo a Dios (LS 208)

Así, mucho antes de este desastre climatológico de la “pertinaz sequía”, el Papa y la DSI, nos hacen propuestas de una transformación personal y comunitaria, con una fuerte dimensión social y política que produzcan un cambio de estructuras “a problemas sociales, se responde con redes comunitarias, no solo con la suma de bienes individuales…creando una conversión comunitaria” (LS 219) y de esta manera “cuando abarcan el cuidado del mundo y la vida de los más pobres, expresando un amor que se entrega, pueden convertirse en verdaderas experiencias espirituales” (LS 231 y 232)

Afirmaba nuestro querido cardenal Carlos Amigo Vallejo: “El pensamiento teológico y el magisterio de la Iglesia, la reflexión y los programas pastorales y el compromiso cristiano, no solo no pueden ser ajenos e indiferentes a los temas ecológicos, sino que forman parte de su responsabilidad evangelizadora, pues la creación entera, quiso Dios ponerla en manos del hombre (Gn 1, 28)”

Así, por tanto, no podemos acordarnos de Santa Bárbara solo cuando truena y sí, cambiar de mentalidad, sin dejar por supuesto, de rogar la Ayuda del Cielo, pero desde la oración autentica que nos hace hermanos, comunidad y por tanto Iglesia dispuesta a atender a los necesitados, que es lo que nos hace capaces de seguirle a Él más cerca y así, ir construyendo el Reino.