Día Internacional de los Trabajadores30/04/2024

Precariedad y salud de las personas trabajadoras.

Mariano Pérez de Ayala, Presidente de Cáritas Regional de Andalucía reflexiona sobre la siniestrabilidad laboral, coincidiendo con el Día Internacional de los Trabajadores.

Con motivo de la celebración del Primero de Mayo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha querido llamar la atención sobre las consecuencias en la salud de las condiciones de trabajo, con especial atención al impacto de la siniestralidad laboral, las dificultades para conciliar la vida personal y familiar y la cada vez más difusa barrera entre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio.

La falta de cuidado del trabajo tiene consecuencias en el bienestar de las personas y en la cohesión social que se traducen en altos índices de estrés, ansiedad y depresión entre la población. La salud laboral no sólo implica evitar los accidentes o las enfermedades que puedan afectar al ser humano en el ámbito del trabajo, sino también garantizar el bienestar de las personas al desarrollar su profesión. Hemos tener en cuenta que el tiempo de trabajo supone entre el 40 y el 50% en la vida diaria de las personas con una jornada laboral de ocho horas al día, sin contar los desplazamientos, porcentaje que en muchas ocasiones se extiende por el incumplimiento de la desconexión digital.

El Papa Francisco ya reclamó en el 2021 que el trabajo, como relación que es debe contemplar también “la dimensión del cuidado, porque ninguna relación puede sobrevivir sin cuidado”, por lo que además de reconocer la importancia del trabajo de cuidados, llamó a extender, el cuidado, en primer lugar, a los trabajadores.

Además de reconocer la importancia de las tareas de cuidado, Francisco llama a promover el trabajo que cuida de la dignidad humana, la creación y la propia vida de las personas trabajadoras. “Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente”, insistiendo  en que “un trabajo que cuida contribuye a la restauración de la plena dignidad humana y  contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras”.

Por esta razones, Caritas y aquellas entidades que forma parte de la Iniciativa por el Trabajo Decente nos anima a un mayor compromiso en favorecer el cuidado de las personas trabajadoras, promoviendo políticas que permitan una conciliación real. Que la salud laboral sea un derecho fundamental para todas las personas y sea prioritario en cualquier entorno, consciente de que hay un gran número de trabajadores y trabajadoras que sufren condiciones laborales precarias que ponen en peligro su bienestar físico y mental.

Es hora de alzar la voz y reivindicar que la salud de las personas no se vea comprometida en aras del beneficio económico,. En definitiva que sea la persona el centro de la actividad económica y del trabajo.

 
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