Cooperación

Apoyo psicosocial a personas desplazadas en Mozambique

Ofrecemos ayuda para paliar el dolor y el estrés de mujeres y niños desplazados por los conflictos armados en Cabo Delgado.

El proyecto en un vistazo

Ofrecemos acompañamiento y apoyo psicosocial a mujeres y niños desplazados por los conflictos armados en Cabo Delgado.

  • Quién lo realiza: Diócesis de Pemba.
  • Participantes: 900 personas.
  • Presupuesto total: 31.050 €.
  • En qué consiste: Las personas desplazados por el conflicto en el norte de Mozambique arrastran dolor, sufrimiento, rabia y desesperanza que se une a la falta de oportunidades. Ante esta situación hay una parte del trabajo que no se traduce en apoyo material sino psicológico. Este proyecto trata de paliar este sufrimiento mediante el refuerzo de los equipos locales para ofrecer acompañamiento y atención psicosocial.

Contexto de la intervención

Punto de partida.

El número de desplazados por el conflicto en el norte de Mozambique ya supera los 700.000. La mayoría continúa en campos de desplazados improvisados, donde encuentran un cobijo temporal; otros, todavía muy lentamente, van consiguiendo ser reasentados en un terreno donde tendrán ahora que construir sus casas y podrán trabajar una pequeña porción de tierra.

Desde el comienzo de los desplazamientos se ha prestado apoyo psicológico por parte de religiosos y religiosas que en algunos casos también han tenido que salir de sus misiones y en otras han sido receptores de las comunidades que llegaban.

Fueron ellos los que detectaron la necesidad de acompañar con la escucha, con la palabra, con el gesto amable, creando confianza, reduciendo el estrés y calmando la angustia. Así han ido creándose grupos de apoyo psicosocial, tantos como ha sido posible.

Se organizan bajo la dirección de una hermana psicóloga que ha sido formadora para este trabajo. Unas veces se han realizado terapias de grupo, otras, en casos muy particulares, son acompañamientos individuales los que deben hacer.

Estos grupos han crecido en este tiempo y su acompañamiento se ha vuelto indispensable; ahora están formados por laicos organizados por un religioso/a que formaba parte de ese primer grupo inicial que ahora es capacitador de otras personas y coordina las intervenciones.

Este trabajo se ha visto limitado por las restricciones que el Gobierno fija por causa del COVID pero ellos continúan buscando las maneras de no desatender a una población que les necesita. Han contado puntualmente con el apoyo de un psicólogo profesional que en este proyecto planteamos fortalecer como una opción más continua en el tiempo.

Si bien se trata de personal voluntario, el voluntariado en un país donde la tasa de pobreza es de las más altas de Africa, se traduce en un personal sensibilizado con la necesidad de aportar su tiempo y su conocimiento para la mejora de las condiciones psicológicas, sobre todo a mujeres, niños y niñas, que han pasado semanas huyendo, que han sufrido y sufren hambre y dolor.

Necesitamos seguir apoyando esta acción de la Iglesia en los campos de refugiados y en los reasentamientos, porque son miles de personas las que esperan nuestra ayuda.

Personas atendidas

Perfil y necesidades.

Los beneficiarios directos de este proyecto son familias desplazadas acogidas tanto en los campos de refugiados de Metuge, como también en las ya de por sí humildes familias de Pemba. Igualmente serán familias de los reasentamientos de Namuno, Ancuabe y Chiure.

Formaremos y trabajaremos al mes con 28 grupos integrados en total por unas 600 personas que recibirán apoyo psicológico.

Los beneficiarios indirectos serán los facilitadores de estos grupos, que ahora mismo son: 22 en Namuno, 15 en Pemba, 10 en Ancuabe y 8 en Chiure. Todos ellos formados para este acompañamiento y que con el tiempo se convertirán en agentes multiplicadores que posibilitarán la creación de más grupos de atención.

Actividades

Nuestra acción.

  • Realizar sesiones grupales y sesiones individuales, semanales, adaptadas a las necesidades identificadas.
  • Reforzar los equipos de apoyo psicosocial en la Diócesis de Cabo Delgado y contratar con carácter más permanente el apoyo de un psicológico profesional.
  • Formar y facilitar herramientas de trabajo a los equipos de apoyo psicosocial.
  • Coordinación con otras organizaciones para desviar casos particulares más graves

Nuestros proyectos necesitan tu apoyo, cada gesto cuenta