28/05/2020

La ternura de los pueblos

Reflexionamos sobre las necesidades actuales de las personas en los entornos más desiguales del planeta.

Allá por 1982, Gabriel García Márquez publicó su reconocida novela El amor en los tiempos del cólera.  En ella se relata la insólita historia de un amor que, a pesar de la aciaga realidad, fluye de mil maneras siempre sorprendente. Ahora en estos tiempos del Covid-19 nos preguntamos qué causa todo esto, cómo vamos a salir de esta situación, cómo vamos a vivir…  Durante las semanas de confinamiento hemos escuchado, en entrevistas y ruedas de prensa, a los dirigentes políticos y sanitarios nacionales afirmar que tenemos el deber de “salir todos juntos, sin distinción de ningún tipo, sin dejar a nadie atrás” independientemente de la nacionalidad, el color de la piel, la religión o su estrato social… Lamentablemente, no han faltado voces en el ámbito mundial, e incluso a nivel local, que vienen a decir algo así como ‘los míos los primeros, los demás que se apañen’.

Buscando respuestas a toda esta tragedia humana que vivimos, se nos plantea la exigencia de prestar atención, primordialmente, a los más pobres y vulnerables. En medio de esta pandemia que afecta a la humanidad es necesario promover condiciones de vida a favor de los ciudadanos y ser capaces de responder a las necesidades de todas las personas en los desiguales entornos en los que viven en nuestro planeta. […] Así, las cosas, es preciso dejar que brote ese amor sorprendente de García Márquez o, si deseamos expresarlo con palabras de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, “la solidaridad como ternura de los pueblos” que es la manifestación más pura de la dimensión humana. Una dimensión que, en las relaciones internacionales, se ve opacada por las dimensiones política y económica. El momento presente nos interpela como sociedad y nos debe mover a cultivar la solidaridad más allá de nuestras fronteras […]

Es en esta clave solidaria de los pueblos en la que se inserta la Cooperación internacional para el Desarrollo en favor de los más pobres y vulnerables del planeta. La Cooperación internacional era necesaria antes de la pandemia, es necesaria ahora durante la pandemia y seguirá siendo necesaria, aún más si cabe, en la postpandemia pues corre un grave peligro la capacidad de numerosos países para enfrentar esta situación, dejando al descubierto el modelo de desarrollo, azotando de una forma más profunda y dolorosa a los países y colectivos más vulnerables. Muchos derechos humanos se están viendo menoscabados. Numerosos países afectados disponen de sistemas de salud débiles que no aseguran el derecho a la salud de manera universal debido a las grandes desigualdades existentes.  América Latina ya era la región más desigual del mundo; en África la gran preocupación ahora es cómo puede afectar la pandemia a la situación de hambruna, desnutrición, malnutrición y desatención de las otras grandes enfermedades que aquejan a la población más vulnerable. En Asia, Oriente Medio y Europa existen varios campos de refugiados en los que millones de personas viven hacinadas y donde los servicios y medidas higiénicas son prácticamente inexistentes.

Son momentos de poner la atención en los países más pobres y en desarrollo, donde la propagación de la pandemia podría tener consecuencias catastróficas más graves que las que podemos sufrir nosotros. Es fundamental que la ayuda internacional no se detenga pues los países pobres están más indefensos y necesitan la solidaridad global. […] Por tanto, es preciso que, en la postpandemia como dijo el Papa Francisco en su día, “el Covid-19 también debe sacar lo mejor de nosotros. Debe sacar nuestra humanidad, porque todos somos seres humanos y debemos vivir en solidaridad como una sola comunidad humana”.

Puedes leer la reflexión completa de Carlos López “La ternura de los pueblos” en el siguiente link.