05/12/2019

Día Internacional de los voluntarios para el Desarrollo Económico y Social

El mundo tiene necesidad de personas capaces de contrarrestar con su vida el individualismo y la indiferencia. Recogemos los testimonios de varios voluntarios de diferentes proyectos de Jaén.

Las personas voluntarias sois, como le gusta decir al Papa Francisco, artesanos de misericordia que, con vuestras manos, con vuestros ojos, con vuestra escucha y cercanía, manifestáis uno de los deseos más hermosos del corazón del ser humano: hacer que una persona que sufre se sienta amada.

Vuestro servicio voluntario, que arranca del seguimiento de Cristo, es una vocación personal de participación social, de servicio gratuito y de compromiso sostenido por la transformación de la sociedad. Ahora bien, lo que distingue este compromiso del resto del voluntariado social, no está en lo que hacéis, sino en las motivaciones, en los estímulos que vienen de la fe, en el estilo, en el talante, que es el de Jesucristo. En definitiva, vuestro voluntariado social es un modo, no el único, pero sí uno de los más privilegiados, de vivir nuestra condición de cristianos en el mundo, asumiendo una ciudadanía responsable como discípulos de Jesús.

Carta de Vicente Martín, delegado episcopal a nuestros voluntarios. Puedes leerla completa aquí.

«La experiencia de voluntariado en Cáritas me ha aportado el hecho de aprender a ver la realidad que me rodea con otros ojos, a no prejuzgar de antemano y a darme cuenta de que me hace feliz estar al servicio de los demás. He vencido mi timidez y tengo una mente más abierta, más dispuesta a interesarse por las personas, a conocer su realidad. Me ha demostrado que un simple abrazo puede ser la única ayuda que necesitan muchas personas. Para mí, las personas a las que acompaño a través de Cáritas son para mí más que conocidos. Son mis amigos».

Lola Chica Palomo
48 años, Jaén
Voluntaria del Centro de Día Santa Clara, del Programa de Personas sin Hogar

«Acompañar a mujeres en contexto de prostitución es una cuestión de justicia; la Iglesia tiene que estar ahí. Sentí un flechazo y a lo largo de estos tres años me he ido enamorando e implicándome cada vez más en este asunto. En estos años he recibido auténticas lecciones de fe por parte de las mujeres a las que he acompañado. Nuestra tarea no es en absoluto decirles lo que tienen que hacer. Debemos transmitirles que ellas también son hijas de Dios. Apostamos por un discurso muy empoderador, sin juzgarlas y acompañándolas en su camino». 

Miguel Ángel Hidalgo Medina
46 años, de Jaén
Voluntario de Proyecto Candela, del Programa de Mujeres de Cáritas Diocesana de Jaén

«Durante estos años han sido muchísimas las experiencias vividas, que me han hecho entender mejor la situación de las personas mayores. Se establecieron relaciones muy cercanas; en mi caso, con Eufrasia. Recuerdo el día en que, dando un paseo por Andújar con ella, me contó a mí y a mi compañera cómo era la ciudad y cómo había cambiado… o aquella vez en la que me enseñó a bailar el pasodoble. Fueron muchos los buenos momentos vividos… y también algunos duros, como cuando falleció Eufrasia. Ser voluntaria exige un compromiso, pero sin duda es mucho más lo que recibes que lo que das».

María Muñoz Hidalgo
18 años, de Andújar (Jaén)
Voluntaria del Programa de Mayores de Cáritas Diocesana de Jaén

«Como estudiante de Trabajo Social, una profesora nos comentó en clase la posibilidad de realizar una experiencia de voluntariado con Cáritas en la prisión. Junto con otra compañera nos integramos como voluntarias en el Programa de Reclusos de Cáritas Diocesana de Jaén, en concreto, en la Unidad Terapéutica Educativa. Entre las tareas que desarrollamos, impartimos un curso de habilidades sociales en el que los internos trabajaban diversos asuntos, como la resolución de conflictos, aprender a comunicarse, cómo pedir perdón.

He de reconocer que, al principio, a mi familia no le hacía mucha gracia, pero, al igual que me ocurrió a mí, poco a poco fueron desapareciendo los prejuicios y la manera de ver la realidad de las personas privadas de libertad. Entendí que son personas que han cometido errores, pero que tienen derecho a segundas oportunidades. La experiencia vivida como voluntaria me ha llevado a querer dedicarme a este ámbito profesionalmente, a especializarme en ello».

Sandra Serrano Carretón
23 años, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real)
Voluntaria del Programa de Reclusos de Cáritas Diocesana de Jaén.

«El pasado mes de noviembre cumplí 50 años como voluntaria de Cáritas. Ha sido medio siglo de servicio a este organismo de la Iglesia y, mientras que pueda, espero continuar como voluntaria. Aunque pronto cumpliré 80 años, estoy dispuesta a seguir sirviendo en todo aquello en que se me necesite.

Personalmente, ser voluntaria de Cáritas que ha permitido crecer personalmente en muchos aspectos y animo a todo a quien esté dispuesto a ayudar a los demás a que se sume a la importante tarea caritativa que realiza. Eso sí, le animaría a formarse de manera continua, porque es la mejor forma de prestar un servicio».  

Margarita Bolívar Gómez-Urda
79 años, de Alcalá la Real
Voluntaria de Cáritas Interparroquial de Alcalá la Real (Jaén)