18/02/2019
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Era diácono de la Iglesia de Roma y murió mártir, dejandose quemar, en la persecución de Valeriano, cuatro días después del maritrio del papa Sixto II y sus compañeros, los cuatro diáconos romanos.
Su sepulcro se halla junto a la vía Tiburtina, en el campo Verano; Constantino Magno erigió una basílica en aquel lugar.
Popularmente, es uno de los mártires de la antigüedad más venerados.
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